NextGen Nano ha desarrollado una nueva tecnología que permite la creación de células solares de polímero flexible capaces de recoger la energía de la radicación del sol y recargar la batería de un vehículo eléctrico. El material podría recubrir la carrocería de un automóvil y recuperar energía incluso en movimiento, evitando tener que transportar grandes baterías y eliminando la necesidad de implementar costosas infraestructuras de recarga.
La tecnología de los vehículos eléctricos ha evolucionado desde que, en 1859, se fabricó el primero de ellos, que, por el elevado coste de la electricidad en aquella época, no era viable, y acabó siendo víctima de los primeros motores de combustión que vieron la luz en 1879. En la última década ha sido el motor eléctrico el que tecnológicamente ha derrotado al de combustión. Sin embargo la electricidad que se utiliza para recargarlos, si bien es mucho más barata, no ha experimentado un cambio drástico en la forma de ser generada.
Las energías renovables, solar y eólica, contribuyen cada vez más en el mix energético de generación eléctrica, pero un previsible crecimiento de su demanda, provocado por una mayor cantidad de vehículos eléctricos en circulación, supondrá una carga para la red de generación y una gran inversión en infraestructuras de recarga.
La células fotovoltaicas actuales, de segunda generación, ofrecen una eficiencia de alrededor del 20%. Por otro lado, son rígidas y pesadas, y, para su fabricación, precisan minerales de tierras raras, muy costosos de conseguir y difíciles de reciclar al final de su vida útil. La producción de paneles solares a base de silicio también incorpora el uso de productos químicos tóxicos que son muy contaminantes para el medio ambiente.
Dr. Franky So, director de tecnología de NextGen Nano.
Ante esta coyuntura, NextGen Nano, de la mano de su director de tecnología, el Dr. Franky So, ofrece una solución que permite generar la energía en el mismo punto en el que se utiliza y resuelve la mayoría de estos problemas. La compañía ha desarrollado un semiconductor de polímero ligero, flexible, semitransparente y barato con el que crear células solares capaces de generar energía fotovoltaica. Esta nueva tecnología, capaz de recoger la energía solar, tiene el potencial de revolucionar la forma en la que se alimentan los vehículos eléctricos.
La célula solar se forma mediante la colocación de cinco capas de diferentes materiales. La primera de ellas es el electrodo, seguida de una capa intermedia conductora y una capa capaz de absorber la luz, compuesta por un material semiconductor orgánico. La cuarta capa es también conductora y la quinta es un electrodo transparente. Todo el conjunto se recubre con una capa exterior de material plástico flexible.
Las posibilidades que se abren con esta tecnología son muchas. En lugar de sujetar los paneles solares sobre la carrocería del vehículo, esta puede recubrirse con estas capas flexibles de forma que toda su superficie sería capaz de generar energía solar. De esta forma se eliminarían dos de las barreras actuales de los vehículos eléctricos: la autonomía y la velocidad de carga. Con esta tecnología no se precisaría incorporar baterías de gran capacidad para lograr alcanzar grandes distancias ni desarrollar una costosa infraestructura de recarga lo que beneficiaría la adopción de vehículos eléctricos por parte de los conductores.