Si bien Europa tiene claros y ambiciosos planes para convertirse en la tierra prometida para los coches eléctricos, los pasos y las leyes anunciadas no favorecen en nada semejantes compromisos. El Grupo Volkswagen, el mayor productor de la zona euro, había fijado una estrategia de electrificación prometedora que ponía toda su atención en el Viejo Continente. Sin embargo, a tenor de las políticas y de los altos costes de producción, los alemanes están desviando miles de millones de inversión a otros continentes. Indonesia podría albergar la próxima gran fábrica de baterías del conglomerado, lo que no supone una buena noticia para los europeos.
Pongámonos en antecedentes. En marzo de 2021, durante la celebración del evento Volkswagen Power Day, el por entonces CEO del grupo, Herbert Diess, anunció a bombo y platillo la construcción de seis grandes fábricas de baterías en Europa. Seis plantas que se distribuirían por diferentes países y que soportarían todo el peso de la electrificación del conglomerado alemán. En una primera fase, se anunciaron las dos primeras factorías, Skelleftea (Suecia) y Salzgitter (Alemania). Las siguientes todavía estaban por confirmar ya que muchas eran las ubicaciones posibles.
Finalmente, a finales del año pasado y no sin ciertos apuros, Volkswagen confirmó que Sagunto, en Valencia, albergará la tercera de las seis plantas para Europa. Sin embargo, el mundo ha cambiado mucho desde entonces. El conflicto en Europa del Este ha causado estragos en la industria. Los costes de la energía están disparados y la compra de materiales y materia prima alcanza récords históricos. Ante este panorama, Volkswagen ha decidido suspender la apertura de los otros tres centros que quedaban por repartir en Europa y poner su atención en el extranjero.
El primer paso en este nuevo rumbo se dio el pasado mes de marzo. Tras firmar un acuerdo con el Gobierno canadiense, Oliver Blume, el nuevo CEO del grupo, anunció la apertura de un centro de baterías en Canadá. Será el primero en abrirse en el extranjero y, al igual que sus homólogas europeas, tendrá una capacidad de hasta 40 GWh por año. Los alemanes se han sentido muy atraídos por los numerosos beneficios sociales de la región y, durante el acto ceremonial, aseguraron que Estados Unidos podría ser la siguiente elección para la apertura de una fábrica.
Sin embargo, en un sorprendente giro de los acontecimientos, y tal y como informan los medios locales, Indonesia podría ser el siguiente país en sumarse a la lista. Una avanzada del Grupo Volkswagen se ha reunido con Ikmal Lukma, secretario del Ministerio de Inversiones del país. Las fuentes recogen una potente inversión de 4.700 millones de euros para la construcción de la fábrica que pondría su primera piedra a finales de este mismo año. Toda la operación estará gestionada por Power Co, la compañía subsidiaria del Grupo Volkswagen encargada en todo lo relativo a las baterías para vehículos eléctricos.
No cabe duda de que Europa está metida en un pozo oscuro en lo que a su industria automovilística se refiere. El Viejo Continente está siendo atacado por los flancos. Estados Unidos y Asia se han llevado mucha inversión que en un principio estaba destinada para ella. Los políticos europeos no parecen estar tomando las medidas correctas o no al menos con la urgencia que corresponde. Semejante pasividad ya ha supuesto la pérdida de cientos de miles de millones de euros en inversión así como la destrucción de miles de puestos de trabajo.