La red de carga ultrarrápida en España presenta un desarrollo muy limitado en comparación con Francia. Durante el primer trimestre de 2024, la infraestructura de recarga de acceso público en España alcanzó los 32.422 puntos, lo que supone un incremento de 3.121 puntos respecto al cierre de 2023, según el Barómetro de la Electromovilidad. Sin embargo, este crecimiento es ligeramente inferior al del trimestre anterior.
La red de carga con potencias superiores o iguales a 150 kW creció en 578 nuevos puntos durante el primer trimestre, alcanzando un total de 2.103 puntos, lo que representa solo el 6,5% de la red total. Este desarrollo es crucial para reducir los tiempos de recarga y facilitar la actividad de vehículos de mercancías o pasajeros.
Solo el 25% de la infraestructura de recarga de acceso público en España corresponde a potencias superiores a 22 kW. Según los objetivos estimados por ANFAC, el 51% de los puntos de recarga debería contar con potencias superiores a 22 kW en 2024. Actualmente, el 75% de los puntos de recarga son de baja potencia, lo que implica tiempos de recarga mínimos de tres horas. Durante el primer trimestre de 2024, se instalaron 1.758 puntos de recarga con potencias de 22 kW o inferiores.
En contraste, Francia se consolida como líder en infraestructuras de recarga para vehículos eléctricos. Según la Association des Sociétés Françaises d'Autoroutes (ASFA), todas las áreas de servicio en las autopistas francesas están equipadas con estaciones de recarga rápida, sumando un total de 3.107 puntos. El 83% de estos puntos ofrecen una potencia superior a 150 kW, lo que facilita la recarga de los vehículos eléctricos.
Según indica la publicación francesa Automobile Propre, con el objetivo puesto en seguir aumentando los puestos de carga de alta potencia en vías rápidas, el país vecino ha encargado a la empresa Electrica recientemente un nuevo proyecto, quien en colaboración con Vinci, procederá a la instalación de 18 estaciones de recarga en áreas de servicio que sumarán un total de 174 puntos de muy alta potencia que varían entre 200 y 400 kW.
Por este pobre despliegue en cuanto a red de cargar, España se sitúa en el antepenúltimo puesto con una puntuación de 7,6 a nivel europeo, solo por encima de la República Checa (5,8) y Hungría (3,7). La media europea aumentó 1,6 puntos en el primer trimestre del año, alcanzando los 15,9 puntos.
Un país más pobre y peor dotado que complica el uso del coche eléctrico
Las diferencias en infraestructura de recarga se reflejan en la adopción del coche eléctrico como medio de transporte popular. En lo que va de 2024, Francia ha matriculado más de 150.000 coches eléctricos, mientras que en España apenas se rebasan las 20.000 matriculaciones.
Esta diferencia se ve agravada por la capacidad económica del ciudadano español medio, evidenciada en el desembolso promedio por un coche nuevo en España, que está ligeramente por encima de los 20.000 euros.
Este precio es el punto de partida para los coches eléctricos más baratos, que ofrecen una autonomía de entre 200 y 300 kilómetros homologados (el dato real es inferior) y una baja potencia que limita sus capacidades como coche único para una unidad familiar.
Todo lo anterior redunda en un fuerte estancamiento del coche eléctrico en España, frenando el desarrollo de nuestro país en este aspecto, que siempre ha dependido en gran medida del sector del automóvil.