La tecnología de electrolito sólido (o estado sólido) es, probablemente, la más prometedora de cuantas se avecinan para las baterías de los coches eléctricos en los próximos años. Sin embargo, todavía está lejos de hacerse realidad y Panasonic acaba de ratificarlo, alargando un poco los plazos de los más optimistas.
Panasonic es uno de los mayores fabricantes de baterías del planeta (se disputa el tercer puesto con la china BYD). Socio estratégico de Tesla desde hace más de dos décadas, la compañía japonesa es el proveedor principal de Tesla en cuanto a baterías, tanto para sus coches como para las aplicaciones estacionarias.
Dicho de otra manera, Panasonic es uno de los actores principales de la industria, pero todavía no ha anunciado planes para producir en masa baterías de estado sólido para vehículos eléctricos.
Lógicamente, no son ajenos a los nuevos avances, pero son cautos con el electrolito sólido. Aunque algunos fabricantes apuestan por su lanzamiento comercial en 2027 (caso de Toyota), Panasonic no planea vender baterías de estado sólido hasta el año 2029. Y no lo harán con baterías para coches eléctricos, sino con unas baterías mucho más pequeñas.
Las primeras baterías de electrolito sólido de Panasonic se utilizarán en pequeños drones y robots industriales, según ha revelado Tatsuo Ogawa, director de Tecnología del Grupo Panasonic, en una entrevista con Nikkei Asia. Según Ogawa, las primeras baterías con esta tecnología se destinarán inicialmente a usos industriales, aunque también podrán utilizarse "en aplicaciones automotrices".
Según la compañía nipona, "hay más de una empresa interesada" en su tecnología y ya tienen "múltiples proyectos" en marcha, de los cuales no aportaron más detalles. Se trata, lógicamente, de baterías con una capacidad energética mucho menor, pero con una velocidad de carga más rápida. También tienen mayor vida útil: según Panasonic, su batería de estado sólido puede soportar decenas de miles de ciclos de carga, en comparación con los pocos miles de ciclos de las baterías actuales.
Sin embargo, reconocen también que todavía quedan "grandes obstáculos por superar" antes de que la batería pueda utilizarse en vehículos eléctricos. Los principales son la dificultad para producirlas en masa y el precio, mucho más elevado que las baterías actuales.
Las ventajas, por su parte, son muy jugosas: las baterías de electrolito sólido tienen una densidad energética mucho mayor (podrían alcanzar un 70% más), lo que puede dar lugar a baterías con mucha más autonomía o bien baterías más pequeñas y ligeras para conseguir la misma autonomía que actualmente. Son también mucho más seguras, pues el electrolito no es inflamable, lo que reduce drásticamente el riesgo de incendio.