La competitividad es buena. Alimenta a cualquier mercado y permite a los clientes buscar la solución que más se ajusta a sus preferencias o necesidades. La voraz competencia del mercado eléctrico ha alimentado las ventas en los últimos años, sin embargo, las cosas han cambiado. El panorama de alegría y optimismo ya no es el que era. La negatividad se ha apoderado de los mercados y la falta de ventas está provocando serios problemas a muchos fabricantes. Tal es la situación que Fisker ha tenido que declararse en quiebra. A pesar de los evidentes problemas a los que se enfrentan, los americanos suman ahora un nuevo quebradero de cabeza por un fallo de seguridad.
Nada más arrancar el año empezaron a surgir los primeros rumores sobre la delicada situación financiera de la compañía dirigida por Henrik Fisker. A pesar de haber vendido miles de unidades del Ocean en poco tiempo, y tras haber adquirido mucha fama en todo el mundo, la empresa no era capaz de cumplir con los créditos y los acreedores. En un intento desesperado por salvar la situación anunciaron importantes descuentos para las miles de unidades que se habían quedado sin vender. La producción superó a la demanda y el stock apalancado ha terminado matando a la empresa.
Ni en quiebra Fisker se libra de problemas relacionados con la seguridad de su coche
El Fisker Ocean fue anunciado como uno de los coches eléctricos más importantes del mercado. Un producto de precio razonable y gran rendimiento que podía, supuestamente, plantar cara a cualquier modelo de Tesla. Sin embargo, al poco tiempo de comenzar las entregas surgieron los primeros problemas de fiabilidad. Muchos clientes aseguraban que sus coches no cumplían con lo anunciado y pronto la mala fama se abalanzó sobre el Ocean para restarle visibilidad y atractivo. Los problemas han sido la tónica habitual para muchos usuarios que ahora se sienten estafados.
Ahora, una vez más, Fisker vuelve a estar en el ojo del huracán por los fallos de su primer y único coche. Desde Estados Unidos informan que más de 11.000 coches han sido llamados a revisión al detectarse un problema con la bomba del agua. Un fallo crítico en el sistema que puede provocar una pérdida notable de potencia. La compañía ha sido la encargada de lanzar el comunicado y aseguran que esperan poder iniciar las reparaciones necesarias a la mayor brevedad posible, aunque todavía no han especificado nada al respecto, ni plazos ni localizaciones. La compañía correrá con todos los gastos de la sustitución de la bomba del agua.
Un clavo más en el ataúd de Fisker y del Ocean en particular. Tras declararse en bancarrota, la junta directiva busca financiación para intentar salvar el proyecto. Las prisas han sido malas consejeras en esta historia. Por segunda vez en su vida, Henrik Fisker tiene que abandonar su sueño de ser un importante fabricante de coches. Los problemas y los constantes fallos han sido los detonantes de esta triste historia. Hace apenas unas semanas tuvieron que lanzar otra alerta de seguridad y consecuente llamada a revisión. En aquella ocasión tenía que ver con las puertas, más concretamente con las manijas enrasadas con la carrocería.