Que no todos los países europeos están de acuerdo con los aranceles que se aplican a los coches eléctricos fabricados en China que llegan a nuestro continente, activos desde el pasado 5 de julio, es algo que se ha hecho evidente en distintas declaraciones de los líderes políticos. Y a juzgar por las últimas declaraciones de Pedro Sánchez, se podría entender que España es uno de los que no están completamente a favor.
Nuestro país tiene relaciones comerciales de importancia con Asia, especialmente en sectores como el de la industria porcina, motivo por el que Pedro Sánchez ha viajado a China recientemente, de cara a mantener abierto el diálogo y buscar un entendimiento.
España aboga por el "diálogo"
Y lo que dijo durante esos días en el país es que Europa "necesita reconsiderar su posición", para evitar "una guerra comercial". También expresó su "sorpresa" por las posibles sanciones planteadas desde China a los productos derivados del cerdo que viajan desde España hasta el territorio asiático, motivo por el que tienen en marcha una negociación con los líderes políticos de allí.
Pero desde el Gobierno de España, y tras las distintas interpretaciones que hayan tenido o puedan tener estas palabras, se ha asegurado que no hay "brechas" en la Unión Europea respecto a la postura seguida con la aplicación de los aranceles a los vehículos eléctricos chinos.
El encargado de poner fin a esa posible duda ha sido Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa, quien anunciaba en una reciente entrevista que se está "avanzando en el concepto de seguridad económica abierta".
Cuerpo también llamaba a mantener un "diálogo constructivo" para "proteger" a las distintas industrias europeas, y evitar así un posible conflicto con China.
El precio de los coches eléctricos no podrá bajar
Mucho se viene hablando de todo este asunto desde que se empezaran a aplicar los nuevos aranceles, ya que desde algunas partes del sectores, entre otros expertos, se habla de que estas tasas van a impedir que el precio de los vehículos eléctricos se reduzca a corto y medio plazo.
Algo que, obviamente, juega en contra del volumen de ventas de los fabricantes de coches que están apostando por la movilidad 100% eléctrica, lo que a su vez frena los objetivos de transición cero emisiones que Europa ha puesto al sector del automóvil.