Las conversaciones entre las autoridades de Shanghái y Tesla acerca de la construcción de una fábrica en la región asiática siguen su curso, según anunció el gobierno de la región. Se temía que las relaciones entre ambas partes se deterioraran después de una serie de tweets de Elon Musk en los que instaba a Donald Trump a aumentar los impuestos a los fabricantes de coches chinos en Estados Unidos.
El CEO de Tesla se pronunció en Twitter sobre los elevados impuestos de importación para las empresas extranjeras en China, mientras que EEUU mantiene una postura permisiva con las firmas chinas. Sin embargo, el gobierno de Shanghái dijo que las conversaciones con Tesla siempre han sido positivas y que las dos partes "comparten un objetivo" para impulsar el desarrollo del mercado de vehículos de nueva energía de China, refiriéndose a los vehículos híbridos en enchufables y totalmente eléctricos.
"Ambas partes seguirán estudiando minuciosamente los planes en China. Actualmente, los detalles continúan en discusión, una vez que se confirme algo, lo anunciaremos lo antes posible", dijeron las autoridades de Shanghái a Reuters.
Elon Musk está muy interesado en abrir una fábrica en China, pero el gobierno de ese país obliga a las automotrices extranjeras a crear una empresa conjunta con una firma local para poder fabricar coches en el territorio, y Tesla no quiere compartir sus secretos con nadie.
Musk dijo en noviembre que esperaba que la planta en Shanghái estuviera operando en tres años, pero las partes no han llegado a un acuerdo. Pese a que el jefe de Tesla pidió a Trump que subiera los impuestos a los fabricantes chinos, al mismo tiempo reconoció que "China ya ha mostrado voluntad de abrir sus mercados, y creo que harán lo correcto". China cobra un elevado impuesto de importación del 25% a los fabricantes extranjeros, y eso obliga a Tesla a subir los precios de sus coches, que son mucho más costosos que los vehículos eléctricos de las firmas locales.