Estratégicamente hablando, la planta de Stellantis en Vigo es una de las más importantes del conglomerado francés. Por volumen, por tecnologías y por ubicación, el centro gallego siempre se sitúa como uno de los centros de referencia a nivel nacional e internacional. Gracias a ese buen hacer, tal y como comenta el Faro de Vigo, la fábrica de Stellantis Vigo se encuentra entre las plantas finales que pelean por producir futuros coches eléctricos, lo que podría blindar su continuidad hasta 2035.
Aunque son los fabricantes los que deciden qué fábrica se lleva qué producción, las plantas pelean entre sí para ganarse esos contratos. En un mercado tan comprimido como el actual, garantizarse el futuro resulta esencial. Los costes de producción resultan esenciales para las marcas, y aquellas plantas que produzcan más con menos se llevan el gato al agua. Pero no solo eso, también resultan esenciales factores como el volumen de las líneas, la disponibilidad o la viabilidad.
La fábrica de Vigo lleva muchos años siendo una de las más punteras, primero para Citroën y después para Stellantis. De sus líneas de producción han salido modelos icónicos como el indestructible Citroën C15. Hoy en día se encarga de la producción de diversos modelos apoyados sobre una misma plataforma. Los de Balaídos crean el Peugeot e-2008 y toda la gama de furgonetas eléctricas compactas: Peugeot Partner/Rifter, Citroën Berlingo, Opel/Vauxhall Combo, Toyota Proace City y ahora, recientemente, se han adjudicado el contrato del nuevo FIAT Dobló eléctrico.
A pesar de esta buena salud productiva, el futuro no está garantizado, ni para esta ni para ninguna de las factorías de cualquier grupo automovilístico. Se espera que en el futuro la producción no sea tan alta como la de ahora, y muchas plantas van a tener que pelear por sobrevivir. Algo que ya está ocurriendo en otras plazas españolas como la de Ford en Almussafes, que se encuentra en la cuerda floja a la espera de una decisión que pueda garantizar su supervivencia de cara a la próxima década.
En una posición mucho más fortalecida se encuentra el centro gallego. Vigo tiene muchos más argumentos para su defensa. Sabedores de ese potencial, los directivos de Stellantis confían en el buen hacer de la fábrica, donde en los últimos años se han invertido grandes cantidades de dinero para la mejora de líneas y para la construcción de una planta de baterías. Un pequeño centro anexo que actualmente produce más de 300 baterías diarias, las encargadas de movilizar las versiones eléctricas de las ya mencionadas furgonetas compactas.
Esto, y las ayudas del PERTE al vehículo eléctrico, van a resultar esenciales para que Vigo reciba el encargo de una producción que garantizaría su supervivencia durante más de una década. Los planes del grupo francés se dilatan hasta 2035, pero antes de esa fecha todas sus marcas se volverán 100% eléctricas. En los próximos meses sabremos cómo evoluciona esta decisión tan crucial para nuestro país, aunque esperamos la mejor de las resoluciones gracias al enorme potencial ya desplegado por el centro vigués.