Quien más, quien menos en la industria automovilística europea mira con recelo hacia China, o mejor dicho, a los coches chinos que están llegando a Europa. Pero hay un alto responsable en la industria que tiene una postura más abierta en este sentido. Se trata de Oliver Zipse, director ejecutivo de BMW, que cree que poner aranceles a los coches chinos no es buena idea en absoluto.
Oliver Zipse aprovechó la presentación de las cifras trimestrales de la compañía para criticar de nuevo los planes proteccionistas de la Unión Europea. El directivo alemán es muy crítico con los aranceles a los coches chinos y aboga por tener "una perspectiva de 360 grados" en este tema. La Unión Europea está estudiando posibles medidas como respuesta a un estudio, de finales del año pasado, que concluía que los fabricantes chinos podrían estar rompiendo las reglas del libre mercado al recibir supuestamente miles de millones de euros en subvenciones del gobierno chino.
Oliver Zipse se mostró claramente en contra del plan de imponer aranceles a la importación de vehículos eléctricos procedentes de China. El jefe de BMW señaló que más del 50 por ciento de todos los vehículos eléctricos importados a la Unión Europea son producidos por fabricantes occidentales, incluida la propia BMW. El nuevo Cupra Tavascan (fabricado en Anhui), el Dacia Spring (Hubei), el Volvo EX30 (Zhangjiakou) o el propio BMW iX3 (Shenyang) son algunos ejemplos de modelos de marcas europeas fabricados en China.
"Esto muestra muy claramente lo rápido que puedes dispararte en el pie. Los aranceles son funciones protectoras oscuras que esencialmente nos dañan a nosotros mismos", afirmó Zipse en declaraciones al periódico alemán Automobilwoche. Dijo que las marcas de automóviles chinas tienen actualmente una cuota de mercado en Europa de menos del uno por ciento y no cree que vayan a ganar fácilmente una cuota de mercado preocupante. Hace unas semanas, Zipse dijo que los temores por parte de algunos fabricantes europeos eran "exagerados".
De momento, la Unión Europea no ha tomado medidas al respecto, solamente las está estudiando y valorando. Esencialmente, sería una subida de los aranceles que, lógicamente, encarecería el precio final de estos vehículos para los consumidores. No obstante, parece poco probable que, en caso de llevarla a cabo, la ejecución sea tan drástica como en Estados Unidos. La administración de Joe Biden aprobó esta semana una subida de los aranceles a los coches eléctricos chinos, del 25% al 100%.
Los objetivos de CO2 deberían revisarse de otra manera
En la entrevista con Automobilwoche, Oliver Zipse también hizo mención a los objetivos de CO2 de la Unión Europea. El directivo alemán sugiere que los objetivos se revisen anualmente, en lugar de una vez cada cinco años como ocurre actualmente. De esa manera, el jefe de BMW cree que habría un progreso más rápido en materia de descarbonización.
El objetivo actual es de 95 gramos de CO2 por kilómetro para los turismos hasta finales de año (ponderado según el peso de los vehículos). Por cada gramo que se supere dicho límite, la Unión Europea impone una multa de 95 euros, multiplicado por todos los coches vendidos por dicho fabricante. En 2025, el objetivo bajará a 93,6 gramos y luego nuevamente a 49,5 gramos a partir de 2030.
Los motores de combustión podrían sobrevivir hasta mediados de la próxima década gracias a los combustibles sintéticos. Sin embargo, teniendo en cuenta el estado de la tecnología y sus elevadísimos costes, parece poco probable que la producción de combustibles sintéticos alcance una producción suficiente para millones de automóviles. El jefe de BMW dijo que las regulaciones actuales y futuras se centran sólo en los coches nuevos, ignorando por tanto las coches en circulación, y cree que la Unión Europea debe dialogar con la industria para intentar hacer de los combustibles sintéticos una realidad.