El BMW i8 fue uno de esos coches que adelantaba que el futuro de la industria de la automoción pasaba por la electrificación, primero parcial, para después dejar sitio al coche eléctrico. Hace ya diez años que se lanzó al mercado y ha conseguido convertirse, a pesar de lo innovador, por su concepto de deportivo híbrido enchufable, y todavía reciente que resulta, en un mito y a todas luces será un futuro clásico de esos que querremos guardar en nuestro garaje para siempre.
El BMW i8 vuelve a ser protagonista hoy desde su cese de producción, gracias a una conversación del jefe de diseño de BMW, Adrian van Hooydonk, con el afamado medio británico Autocar, en unas escuetas pero valiosas declaraciones que nos valen para empezar a elucubrar sobre el futuro del electrificado deportivo alemán.
El BMW i8 fue anunciado como proyecto de coche de producción en serie hace casi diez años, y diez años en el campo de la tecnología dan para mucha evolución. Para poner las declaraciones del directivo de BMW en contexto, recordemos que el i8 fue lanzado en 2013, y llegó al mercado haciendo uso de un esquema híbrido, que se basaba en el motor de combustión interna turboalimentado de 1,5 litros y tres cilindros que hasta la fecha usaban en los MINI Cooper, potenciado esta vez hasta los 231 CV de potencia, que trabajaba en conjunto a un motor eléctrico de 131 CV alimentado por una batería de 7,3 kWh.
Hablar de esta capacidad hoy en un coche híbrido enchufable que es el estandarte tecnológico de una compañía como BMW resulta casi irrisorio, y es que si la tecnología evoluciona por días, lo que ha tenido lugar en los sietes años que lleva el BWW i8 en las calles ha dado para mucho.
Las declaraciones de Adrian van Hooydonk a Autocar rezan que el paso lógico para la siguiente generación del BMW i8 sería evolucionar su esquema híbrido enchufable: ""Probablemente sea más rápido y llegue más lejos que el actual i8 porque llevamos 10 años recorridos en términos de tecnología".
Además complementaba las declaraciones comentado que esta vez se querrían acercar más a la filosofía de la división deportiva M Performance para la siguiente iteración del i8, por lo que un híbrido enchufable, de momento y dada la tecnología y recursos disponibles a las manos de BMW para este proyecto, sería más adecuado y viable que un pesado y complejo sistema eléctrico puro para un coche que debe ser biplaza, además de motor central.
Son estas últimas declaraciones las que nos confirman que el BMW Vision M Next no fue cancelado, y adelantaba las formas e intenciones de BMW con esta nueva generación del i8 de, presumiblemente, lanzarlo al mercado como un producto de su gama M Performance, ¿tal vez estemos ante el primer M electrificado? Todo cobra sentido si tenemos en cuenta que hasta el M5 podría llegar con 1.000 CV de potencia en una versión eléctrica, por lo que un BMW i8M, desde luego, podría estrar perfectamente en los planes del fabricante alemán, ya que ahora las prestaciones del híbrido enchufable sí harían gala del rendimiento que un producto con la M en su nombre debería ofrecer.
De momento son varias las fuentes que apuntan a que el motor de 2.0 litros turboalimentado de cuatro cilindros que mueve al BMW M135i sería el sucesor del bloque de tres cilindros de MINI, y que en conjunto con un motor eléctrico llevaría la cifra de potencia entre ambos motores hasta los 600 CV. Números nada descabellados para un coche llamado a volver a ser el escaparate tecnológico de BMW en los próximos años.
No deberíamos estar muy lejos de empezar a ver teasers oficiales que nos adelanten poco a poco las formas y especificaciones de este supuesto i8M, que debería ver la luz antes de 2022.
