Es difícil para todos aquellos sumidos en la búsqueda de un coche nuevo hoy día dar con un modelo que cumpla con todos los requisitos y que, además, entre en el presupuesto fijado. La mayor parte del público en busca de SUV quiere, además de disfrutar de un coche alto de estética musculosa, tener un coche que les permita solventar los problemas típicos cuando falta practicidad o capacidad de carga. Con este tipo de coches, no obstante, se pierde dinamismo, algo que todavía muchos buscan.
Este aspecto, el de la dinámica de conducción, en realidad, es algo realmente difícil de encontrar en coches híbridos convencionales, puesto que parece algo reservado a los modelos de alta gama. Sin embargo, hay una opción que es capaz de aunar la eficiencia de un sistema híbrido con un gran comportamiento dinámico.
Se trata del Honda Civic. Un coche cuya denominación es una vieja conocida del mundo del automóvil: va por su octava generación, lo que lo convierte en una de las sagas más exitosas del mundo.
Antaño se vendía bajo la forma de un compacto tradicional, de dos volúmenes, pero la penúltima y última generación han evolucionado más hacia la filosofía de un sedán de cinco puertas con un ligero volumen posterior marcado por la presencia de una tumbada luneta. No obstante, sigue militando dentro del segmento C, aunque con sus 4,55 metros es mucho más largo que un compacto al uso, como puede ser el Volkswagen Golf, que mide 4,28 metros. Tiene, pues, una longitud más carcana a un coche del segmento D que del C.
El único modelo que se puede equiparar por tamaño y plataforma es el Skoda Octavia. El compacto checo hace uso de una carrocería de tres volúmenes y cinco puertas, como el Civic, pero no tiene versiones híbridas convencionales: da el salto de las ligeras a las enchufables. Estas últimas parten de un precio similar al Civic.
Actualmente, el Civic sólo se comercializa en dos versiones: o la radical Type R de gasolina de 325 CV de potencia o la versión convencional, que se vende únicamente con un motor híbrido. Un motor que, dicho sea de paso, tiene uno de los mejores funcionamientos entre los de su tipo.
Se trata de un sistema que recurre a un bloque de gasolina de 2 litros de capacidad, cuatro cilindros y aspiración atmosférica. Este propulsor rinde 141 CV y actúa en consonancia con un motor eléctrico que rinde 184 CV. Una cifra que coincide exactamente con la potencia máxima que es capaz de rendir el Civic. Todo lo anterior, junto a una batería de 1,05 kWh, resulta en un consumo de 4,7 litros a los 100 kilómetros. Esto es para la versión de acceso, denominada Elegance, ya que las superiores, Sport y Advance, homologan 5 litros a los 100.
En cuanto a equipamiento, ya la propia versión de acceso tiene un despliegue que no se puede calificar como básico. Las Sport y Advance rematan la dotación con elementos más lujosos y soluciones más prémium
Teniendo en cuenta que se trata de una berlina de tres volúmenes, el único punto negativo que se puede encontrar al modelo no reside en su calidad interior de conducción (que es francamente buena), habitabilidad o refinamiento poco trabajado, sino que se trata de un coche que supera, por mucho, a sus rivales en cuanto a precio. La versión Elegance del Civic parte de unos mayúsculos 36.100 euros, mientras que las dos superiores hacen lo propio en 37.200 y 40.600 euros.