La compra y uso de vehículos híbridos y eléctricos por parte de empresas, instituciones, flotas y usuarios independientes, sigue su imparable ascenso en el mercado global. Con la incorporación de estas tecnologías en la oferta de los fabricantes, se hace necesario conocer y entender la razón de ser de estos nuevos lubricantes y fluidos así como sus nuevos requerimientos.
La utilización de los nuevos lubricantes y fluidos para vehículos híbridos y eléctricos tiene en conductores, talleres y fabricantes a los aliados preferentes para conseguir una movilidad más sostenible y un mayor compromiso con la transición energética, favoreciendo en su aplicación la reducción de gases y partículas contaminantes a la atmósfera.
Pero además, desde un punto de vista técnico, del uso correcto y de la calidad de estos lubricantes va a depender la durabilidad de algunos de sus componentes más importantes como los motores (tanto térmicos como eléctricos), las baterías, inversores, o los sistemas de transmisión, de refrigeración o de rodadura.
En este sentido, hemos de advertir que no nos sirven para conseguir nuestros actuales objetivos los “viejos” productos del mercado con lubricantes minerales de viscosidades elevadas y faltos de aditivos que mejoren el rendimiento y seguridad de sus componentes.
Propiedades de los nuevos lubricantes y fluidos
Un buen lubricante ha de cumplir cinco funciones básicas: reducir la fricción, reducir el desgaste, evacuar el calor, evacuar contaminantes y evitar la corrosión. Además, tenemos que añadir una propiedad básica en el caso de aplicarse en contacto directo con componentes eléctricos o electrónicos: debe ser aislante para evitar posibles cortocircuitos entre los cables o bobinas. Este tipo de aceite, llamado dieléctrico, también actúa como refrigerante y de seguridad con el objetivo de mantener la estabilidad cuando está sometido a altas temperaturas, humedad, abrasión por partículas y oxidación.
Para el contacto directo con materiales, el cobre utilizado en los cableados o en las bobinas es compatible para su aplicación con los diferentes lubricantes. Entre sus funciones, está la de evitar roturas, hinchamiento o corrosión.
La necesidad de mantener la temperatura a raya en el caso de motores eléctricos y en componentes electrónicos y evitar el recalentamiento que por el efecto Joul provoca la energía eléctrica que circula por un circuito eléctrico, hace también necesario que se garantice la evacuación rápida y con garantías a temperaturas que puedan alcanzar los 180ºC. Cualquier variación en el rango de las temperaturas en los sistemas electromecánicos supondrá un bajo rendimiento y posibles fallos asociados.
En el caso de las baterías, un exceso de temperatura, puede provocar un fuerte descenso de las prestaciones de la misma, así como contribuir de manera directa a una reducción de su vida útil. El nuevo fluido refrigerante utilizado en vehículos eléctricos se encarga de mantener estable y con mínimas fluctuaciones la temperatura en el Pack de baterías influyendo en el rendimiento, la seguridad y su duración.
Sintéticos y de baja viscosidad
La composición de un lubricante está formada por un aceite base y aditivos. Cuando el aceite base es mineral, quiere decir que su origen es del petróleo crudo y se obtiene mediante un proceso de destilado y refinación; cuando el aceite base es sintético, su obtención es en laboratorio mediante procesos químicos. También disponemos de lubricantes que combinan los dos (mineral y sintético), los llamados semisintéticos.
La viscosidad es la propiedad más importante de un lubricante y se define como la resistencia que opone un fluido a su propia fluidez. Su relación con la temperatura está en que la viscosidad disminuye al aumentar la temperatura y aumenta a temperaturas bajas. Así pues, en temperaturas bajo cero, el aceite en un motor térmico de un vehículo híbrido o entre los rodamientos de una transmisión, si disponemos de un aceite sintético de baja viscosidad, podrán girar con mayor facilidad, con menos esfuerzo y por lo tanto ahorrando potencia, consumo y emisiones.
La viscosidad se define mediante una escala diseñada por la Society of Automotive Engineers (SAE) para aceites de motor y cambios de velocidades. Dicha escala clasifica los aceites con un primer numero seguido de una letra “W” que hace referencia a Winter (invierno). El Segundo número indica la viscosidad o como el aceite fluye a temperaturas más altas. Así, un aceite 5W 30, tendrá un comportamiento en frío con mayor fluidez que uno de 10W 30. A menor numeración, mayor fluidez y menos viscosidad.
Los lubricantes sintéticos tienen un mejor comportamiento que los de origen mineral a diferentes rangos de temperatura: mejor fluidez a bajas temperaturas y una mayor estabilidad a altas temperaturas, así como una menor formación de depósitos y mejores prestaciones en altas velocidades. Todo ello permite menos desgaste y fricción así como un mayor ahorro de combustible y por tanto menos emisiones de CO2.
Para una movilidad eléctrica respetuosa con el entorno que disminuya las emisiones de CO2 y mejore el rendimiento de los motores híbridos y eléctricos, la nueva generación de lubricantes se adaptan mejor a las temperaturas extremas (altas o bajas) al conseguir adaptarse a mayores rangos de viscosidad.
Nueva gama de lubricantes y fluidos
Ante estas necesidades, Cepsa ha lanzado una nueva gama de lubricantes y fluidos para vehículos híbridos y eléctricos. “En Cepsa, apostamos por la movilidad sostenible y la impulsamos desde muy diversos ámbitos. En esta ocasión, mediante el desarrollo de lubricantes y fluidos avanzados que, además de cubrir todas las necesidades de los vehículos híbridos y eléctricos, logran reducir de manera significativa su impacto ambiental”, explica Niurka Sancho, La directora de Lubricantes de Cepsa.
Con los nuevos productos, la compañía permite satisfacer los nuevos requerimientos de este tipo de vehículos diseñados para asegurar su protección y prolongar el buen rendimiento de sus mecanismos. Además, consiguen aumentar la durabilidad permitiendo reducir la generación de residuos e incrementar el ciclo de vida de sus productos.
Por otro lado, Cepsa está trabajando en un profundo plan para dar un giro verde a todos sus negocios y convertirse en un referente de la transición energética, en el que las energías renovables y las soluciones para la movilidad sostenible tendrán un papel protagonista.
En este sentido, la compañía cuenta con una importante alianza con Endesa que facilitará a los clientes de vehículo eléctrico de España y Portugal el uso tanto de la red pública que Endesa X ya tiene desplegada, y que continuará ampliando, como de la nueva red de recarga ultrarrápida que Cepsa comenzará a desplegar este año 2022.
Ambas empresas trabajan con el objetivo de desarrollar la que será la mayor red de carga ultrarrápida de España y Portugal en carretera, con cargadores que permitan a los clientes recargar el 80% de la batería de sus coches eléctricos en aproximadamente 10 minutos.
Cepsa también colabora con IONITY -la red de carga europea de alto rendimiento impulsada por el Grupo BMW, Daimler, Ford y Grupo Volkswagen- desarrollando una red de carga ultrarrápida para cubrir los principales corredores de la península ibérica con el resto del continente europeo. Con una capacidad de carga de hasta 350kW, los cargadores de IONITY están entre los más potentes del mercado, permitiéndo recorrer largos trayectos.