La recarga rápida es aquella que se realiza en corriente continua a potencias superiores a los 50 kW. Hoy en día, con baterías muy grandes de alta capacidad, la potencia que se puede encontrar en un cargador de este tipo puede ser de hasta 350 kW, aunque la mayoría de los coches eléctricos limitan esta potencia a menos de 250 kW. Este proceso somete a las baterías a altas temperaturas que son causantes de la degradación de su capacidad de almacenamiento.
Siempre se ha advertido a los usuarios (de coches eléctricos y de otros dispositivos) que el empleo inadecuado de la carga rápida puede dañar la batería y generar riesgos de seguridad, ya que en el interior de las celdas provoca pequeñas grietas y fugas.
Esta es la realidad que ha estado sobre la mesa durante mucho tiempo: una gran cantidad de energía desplegada tan rápidamente provoca el efecto secundario de degradar la batería más rápidamente que el uso de un cargador lento. Sin embargo, ahora, un nuevo estudio concluye que no es así.
La empresa Recurrent ha realizado un estudio sobre este tema, analizando el comportamiento de 12.500 vehículos de Tesla en Estados Unidos. En él, ha comparado la degradación de las baterías que se cargan rápidamente, al menos el 90% de las veces, y las que se cargan de esta manera en menos del 10% de las ocasiones.
"El análisis inicial realizado por el equipo de Recurrent sugiere que los resultados del estudio se pueden aplicar a todos los modelos de Tesla y a otros fabricantes de vehículos eléctricos. La empresa, de hecho, está realizando investigaciones detalladas en modelos de otras marcas”, afirma el informe. "En resumen, los sólidos sistemas de gestión térmica, de voltaje y de batería en los que han invertido los fabricantes de vehículos eléctricos protegen sus baterías de daños con el uso rutinario de cargadores rápidos".
Tesla ya lo decía
El estudio de Recurrent da credibilidad a afirmaciones de la propia Tesla sobre la degradación de sus baterías a lo largo del tiempo. En su último Informe de Impacto, el fabricante afirma que los datos recabados durante más de diez años de la flota de vehículos entregada a sus clientes muestran que, "incluso después de 200.000 millas de uso (322.000 km), nuestras baterías pierden, en promedio, sólo el 12% de su capacidad”.
Este informe calcula que esas 200.000 millas representan el uso medio de un vehículo en los EE.UU. antes de ser desguazado. En Europa, esta cantidad es inferior, 150.000 millas (241.000 km). En otras palabras, Tesla concluye que la vida útil del automóvil será siempre inferior a la de la batería.
Sin embargo, Recurrent y Tesla advierten de que existen condiciones en las que la carga rápida sí puede dañar una batería. Así, por ejemplo, recomiendan evitar la carga rápida en condiciones de calor extremo y, si el vehículo lo permite, acondicionar previamente la batería antes de hacerlo en condiciones de frío extremo. Además, Recurrent advierte de que, en la medida de lo posible, hay que evitar cargar rápidamente un vehículo eléctrico “en estados de carga muy bajos o muy altos, ya que la resistencia de la batería será mayor”.