Renault podría estar considerando lanzar una nueva división empresarial para comercializar bajo una nueva firma sus próximos coches eléctricos, o convertirse ella misma en una división específica de coches eléctricos. Así lo indican los últimos rumores en torno a la firma del rombo, que está, presumiblemente, intentando dar la vuelta a su delicada situación económica surgida a raíz del conflicto ruso-ucraniano, tras el cual han parado por completo toda actividad en Rusia, un mercado de suma importancia para el Grupo Renault.
Se trata de una posibilidad que ya se barajaba, incluso, antes de la invasión rusa. Fue Luca de Meo, CEO del Grupo Renault, el que expuso esta posibilidad al comentar que estaban valorando la posibilidad de usar los activos relativos a movilidad eléctrica de la compañía para crear una nueva entidad.
Esta teoría se ha visto reforzada en estos últimos días a causa de una reunión que habría mantenido el propio Luca de Meo con el director financiero del consorcio francés, Thierry Pieton, en la que habrían abordado de manera más detallada aspectos como plazos y la opción de que entren en esta nueva división nuevos socios e inversores.
No obstante, la posibilidad ha de ser tratada como lo que son; rumores. Ha sido Automotive News el medio que, entre otros, ha destacado la opción que Renault se encontraría barajando. De momento no hay portavoces de Renault que hayan aclarado nada sobre el asunto de manera oficual.
A grandes rasgos, son dos las posibilidades que mayor protagonismo cobran. Actualmente el consorcio francés tiene en Mobilize una firma especializada en movilidad eléctrica, y es en la que se han centrado todas las miradas. El plan pasaría por desvincular por completo a Mobilize del Grupo Renault, y con ello desligar la firma de movilidad eléctrica del consorcio, que aún trabaja (y seguirá trabajando varios años más) con motores térmicos a través de firmas como la propia Renault y Dacia.
Por otro lado, existe la teoría de que la firma Renault ponga un punto y aparte en su historia al declararse como una entidad separada del propio consorcio del que forma parte, independizándose del mismo y pudiendo dar así más valor a los próximos lanzamientos y negocios. Algo similar a lo que ha sucedido con Daimler, que ha pasado a denominarse Mercedes-Benz y se ha desvinculado de su negocio de vehículos comerciales, o con el lanzamiento oficial de Ford y su división Ford Model e.
Con este movimiento el Grupo Renault no sólo podría paliar una parte de las pérdidas que va a seguir sufriendo a causa de su salida del mercado ruso, sino también le ayudará a recaudar capital para el desarrollo de los vehículos eléctricos y de nueva tecnología.
Y es que, el cometido de ejecutar un paso de este tipo reside en poder hacer frente de manera más solvente al enorme desembolso que conlleva el desarrollo de tecnología eléctrica a través de la entrada de inversores externos a la compañía.
En este sentido, de cara a inversores, la irrupción de una nueva empresa en el mercado desvinculada por completo del negocio de la combustión interna resulta más atractivo y potencialmente más rentable que fabricantes de vehículos tradicionales, al postularse como una empresa enfocada en tecnología en lugar de ser un fabricante de automóviles.