Los coches eléctricos que se están presentando en la actualidad elevan, en general, el nivel de los que se han venido comercializando durante la última década. Uno de los modelos que más atención ha recibido es la nueva generación del Renault Megane, el E-Tech, que a partir de él abre la gama a versiones exclusivamente eléctricas. El fabricante no ha hecho bandera de nuevas tecnologías que supongan un cambio innovador en el coche, no hay motores revolucionarios ni baterías sólidas fabricadas con grafeno. Sin embargo, la firma asegura que ha implementado todas las soluciones posibles para aprovechar cada miliamperio de ella.
Recientemente presentado en el Salón del Automóvil de Múnich y exhibido también en el Salón del Automóvil de Barcelona, el Renault Megane E-Tech se presenta como el sucesor del modelo más importante del catálogo de la marca. Y lo hace imitando todo lo posible al formato SUV e incorporando, según la marca francesa, las decisiones que dan lugar a las mejores especificaciones técnicas posibles.
La batería del Renault Megane E-Tech cuenta con lo último que ofrecen las baterías ternarias de litio que se fabrican en la actualidad. Su socio tecnológico, que se encarga de suministrar todas sus baterías, es LG Energy Solutions, que califica la tecnología de baterías de litio con cátodo NMC (níquel-manganeso-cobalto) como el "estándar de oro" para los vehículos eléctricos.
Arquitectura eléctrica del Megane E-Tech eléctrico.
Las baterías de litio no solo se fabrican con litio. Este material es solo una parte de la mezcla de componentes que la forman. Se llaman así porque son los iones de litio los que viajan entre los electrodos en una u otra dirección durante la carga y la descarga de la batería. Contienen por ejemplo grafito, siliconas, hierro, fosfato, manganeso, aluminio, cobalto o níquel. Jugar con la proporción de cada uno de estos ingredientes y la forma en la que interactúan entre ellos es la manera que tienen los fabricantes de baterías como LG de obtener de ellas más capacidad energética y mayor rendimiento y también reducir los costes de fabricación.
El Megane eléctrico emplea una nueva formulación de la terna níquel, manganeso y cobalto que dan nombre a la tecnología NMC y que han sido desarrolladas gracias a la colaboración de LG y Renault. Las celdas de batería NMC no representan una tecnología nueva. Muchos fabricantes la emplean habitualmente. Sin embargo, cambiar sus proporciones permite favorecer el rendimiento o la densidad de energía, que se traduce en más potencia o más autonomía para un vehículo eléctrico.
La misma celda optimizada para que ofrezca un mayor rendimiento puede reducir hasta en un tercio su capacidad energética. Con las proporciones adecuadas, es posible obtener lo mejor de cada uno de los dos mundos, aunque siempre es obligatorio sacrificar una parte de ellos. Entre estos tres materiales, el níquel es uno de los que más se intenta aprovechar, puesto que es mucho más barato que el cobalto. Cuanto mayor sea su proporción, menos costoso será producirlo. En el caso del Megane, la batería contiene un 20% más de capacidad energética por litro que la del Renault Zoe. También es un 40% más pequeña y una de las más delgadas del mercado con tan solo 110 mm de altura.
El motor eléctrico también ha sido optimizado. Su tamaño se ha reducido en comparación con el del Zoe y su peso es de un 10 % menos. Igual que en este, se trata de un motor síncrono con excitación externa que incorpora en su rotor devanados electromagnéticos en lugar de imanes permanentes de tierras raras, lo que lo hace más económico menos sostenibles. Su ventaja es que permiten controlar la potencia del imán que se crea en el rotor y por lo tanto los requerimientos de par en cada momento, lo que los hace más eficientes.
El motor eléctrico síncrono con excitación externa del Megane E-Tech incorpora en su rotor devanados electromagnéticos en lugar de imanes permanentes de tierras raras.
En el otro lado de la ecuación están todos aquellos sistemas que, fuera del tren de potencia, consumen energía en un vehículo eléctrico y elevan el peso total, lo que reduce la eficiencia del conjunto. Uno de los más importantes es el sistema de climatización formado por la calefacción, la ventilación y el aire acondicionado (HVAC).
Los fabricantes de vehículos eléctricos han recurrido al uso de bombas de calor, el mismo sistema que se emplea para enfriar y calentar los edificios, que es una forma mucho más eficiente que la tradicional a base de resistencias para controlar la temperatura del habitáculo. Una bomba de calor utiliza el ciclo de refrigeración para mover el calor de un lugar a otro. Funciona como un frigorífico doméstico, que toma el calor del interior del frigorífico y lo irradia a la habitación. En el Megane, una nueva bomba de calor patentada y un sistema HVAC gestionan la batería, el calor de la transmisión y la temperatura ambiente para calentar o enfriar la cabina, reduciendo la cantidad de energía que extrae de la batería en un 30%.