A lo largo de la última década, el mundo ha experimentado cambios significativos, a pesar de que el panorama tecnológico se ha mantenido relativamente estable. En el sector del automóvil, la salida a Bolsa de Tesla el 29 de junio d en 2010 por un valor de 1.700 millones de dólares (1.571 millones de euros) se considera un hito histórico que inicia un cambio de paradigma. Igualmente, hace 15 años, asistíamos al primer intento de las marcas chinas, esa vez fallido, de ingresar al mercado europeo. Las dudas sobre la calidad, la seguridad y el servicio técnico no calaron en los compradores, pero quedó como como una marca en la evolución del panorama empresarial.
Sin embargo, según Josep María Recasens, director general de Renault España, en 2024 "hay un panorama notablemente diferente". Se vislumbran seis desafíos que podrían "transformar por completo" la situación: la descarbonización, la volatilidad tecnológica, la intensa regulación, los costes de las materias primas, la digitalización y la capacitación de los empleados.
Renault se adelanta a normativas, legislaciones y planes europeos
Renault tiene como objetivo reducir en un 40% el coste de fabricación de sus vehículos eléctricos antes de que finalice la década. Este es uno de los pilares estratégicos en su proceso de electrificación, cuyo objetivo es convertirse en la empresa líder en el sector automotriz, alcanzando la neutralidad de carbono para el año 2040, una década antes que Europa, que lo alcanzará en 2050.
"Todos los sectores tienen emisiones y el del automóvil representa una cuarta parte de las emisiones de CO2 del planeta", ha dicho Recasens con motivo del Día Mundial del Medioambiente en las oficinas centrales de Renault Group España en Madrid.
Además, reconoce que hay varias razones que motivan el cambio de estrategia y la aceleración hacia la movilidad eléctrica. Las dos más importantes son la asociación con el Nuevo Pacto Verde de Europa y los objetivos establecidos en el Acuerdo de París de 2015 para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, así como el compromiso con las nuevas generaciones.
Para el año 2035, la Unión Europea se ha establecido como meta la eliminación total de las emisiones de CO2 en el continente, con la imposición de multas a las empresas por cada gramo de contaminantes emitidos en caso de incumplimiento. Renault asegura estar preparado para hacer frente a este desafío, reconociendo que, dada la naturaleza inherente del negocio, existen emisiones contaminantes "inevitables". Su estrategia para abordar esto implica realizar inversiones en proyectos destinados a mitigar el impacto climático.
"El año 2035 va a ser un gran año y la palanca para la descarbonización es el eléctrico. Habrá suficientes eléctricos en el mercado para vender y ayudar a reducir las emisiones", explica Recasens puntualizando que para cumplir con la legislación comunitaria uno de cada dos vehículos tendrá que ser eléctrico en 2030 con el objetivo que se recoge en el 'New Green Deal' de la UE y que se traduce en emitir apenas 50 gramos de CO2 por kilómetro recorrido.
Para lograr este objetivo, se considera que el sector del automóvil "necesitará" que aproximadamente una cuarta parte de sus ventas en 2025 sean de vehículos eléctricos.
Menos rentabilidad, más líneas de negocio
Para el grupo Renault, la estrategia de electrificación de su flota de automóviles en Europa debe "compensarse" con mejoras en el rendimiento de otras divisiones del negocio, ya que consideran que los vehículos totalmente eléctricos "no son tan rentables como los de combustión" en este momento.
Por ello, para lanzar las nuevas generaciones de motores, el grupo francés ha dividido sus actividades en dos entidades. HORSE (participada también por el Grupo Geely), relacionada con los motores de combustión, las cajas de cambio y los motores híbridos, para vender vehículos de combustión fuera de Europa, especialmente en los países emergentes, con un mercado de dos millones de vehículos.
Y la otra mantiene el nombre de Renault que, en Europa, tiene un mercado potencial de 2,5 millones de clientes. "No podemos simplemente impulsar la transición hacia los vehículos eléctricos de manera precipitada porque no es rentable, y no podemos arriesgarnos a perjudicar el mercado de inmediato", admite Recasens.