Que fabriques un coche muy exclusivo y excepcionalmente caro te puede brindar cierta distinción, exclusividad e imagen de marca, pero de lo que no te librará es de las pruebas de seguridad que tiene que llevar a cabo todo hijo de vecino. El Rimac C_Two se ha sometido a ellas y, aunque es doloroso ver como se destroza un hiperdeportivo eléctrico de varios millones de euros, no deja de ser necesario -y también curioso-. Rimac está ultimando los detalles para lanzar al mercado el C_Two y nos ha enseñado cómo se comporta, por partida doble, ante un impacto frontal.
El fabricante croata Rimac está preparando la puesta de largo en el mercado del C_Two, un hiperdeportivo eléctrico que llegará a sus clientes el año que viene dispuesto a dejarles asombrados por su nivel de prestaciones. No en vano, estamos hablando de un coche con 1900 caballos de potencia, tracción en las cuatro ruedas y la promesa de hacer el 0-100 km/h en 1,97 segundos.
El Rimac C_Two no sólo será rápido como un demonio, también un auténtico portento tecnológico con nueve cámaras, LIDAR, radar, 12 sensores ultrasónicos, Inteligencia Artificial capaz de detectar el miedo del conductor y una supercomputadora NVIDIA Drive Pegasus capaz de procesar 6 Terabytes (TB) de datos cada hora. Sin olvidar su avanzado propulsor eléctrico, de cuya experiencia beberán fabricantes de renombre.
Destruir algunos coches antes de llegar al cliente es doloroso, pero también necesario
Pero antes de que todo eso llegue a la calle, había que hacer algunas pruebas para garantizar la seguridad de los ocupantes en caso de impacto. Las imágenes, como suele ocurrir casi siempre en estos casos, son impactantes (disculpad el chascarrillo) y pueden resultar un tanto espantosas. Al final, el frontal del Rimac queda hecho añicos. Sin embargo, el coche es «extremadamente seguro», según el fabricante croata, y buena parte de culpa la tiene su robusto monocasco de fibra de carbono.
El fabricante croata comenzó a trabajar en las pruebas de choque del Rimac C_Two en 2019. Antes de pasar a la acción de verdad, la mayor parte del trabajo preliminar se ha llevado a cabo mediante simulación, utilizando modelos informáticos que ayudan a predecir de manera muy precisa cómo se deformará el coche después de un impacto. Gracias a la simulación por ordenador, se pueden reducir notablemente los costes al evitar destruir un mayor número de coches reales.
Y aunque hay mucho trabajo de simulación hecho hasta ahora, Rimac planea destruir en pruebas de choque no menos de 11 prototipos del C_Two antes de que acabe saliendo, por fin, a la venta. Una cifra notable teniendo en cuenta que Rimac fabricará sólo 150 unidades para todo el mundo. Algunos de esos no servirán siquiera para un análisis concienzudo de los datos, sino por una simple cuestión de homologación; en Estados Unidos, por ejemplo, es obligatorio realizar estas pruebas para poder vender el coche como coche de carretera.
Solamente en el vídeo anterior se destruyen dos unidades diferentes: una en el impacto frontal con toda la superficie y otra en el impacto frontal con solape parcial (impacta un 40 % del frontal del vehículo) a 56 km/h. Según los datos analizados a posteriori, la estructura deformable absorbió bien el impacto en ambos casos, sin que los ocupantes (un par de dummys con multitud de sensores) recibieran fuerzas excesivas y el monocasco de fibra de carbono no resultó dañado.
Rimac y la compra de Bugatti
Recientemente se hizo pública la compra de Bugatti por parte de Rimac, pero no se va demasiado lejos Bugatti, pues tras la venta, Porsche (perteneciente al Grupo Volkswagen) pasará a tener un 49 % de participación en Rimac Automobili. Tras este movimiento hay una maniobra estratégica por tema de emisiones, pero también es una cuestión económica y tecnológica.
Por un lado, cada Bugatti Chiron vendido supone contabilizar más de 500 g/km de CO2 al mix de Volkswagen, de manera que era fundamental desprenderse de ella en estos tiempos en que cada gramo de CO2 cuenta.
Por otra parte, los planes de Bugatti pasan inexcusablemente por la electrificación, lo que sin duda es muy costoso de desarrollar e implantar. Rimac lleva años desarrollando la tecnología, tiene el saber-hacer (el famoso know-how) y además aplicado específicamente a hiperdeportivos, de manera que Rimac llevará a Bugatti de la mano en su camino hacia la electrificación. Una maniobra un tanto jaleosa pero envuelta de lógica.