Reza el dicho que antes de correr hay que gatear. La evolución humana también puede aplicarse a la tecnología y a la movilidad. Los coches han evolucionado con el paso de los años, al igual que la tecnología con la que operan. El próximo gran salto evolutivo es la conducción autónoma y si bien algunos coches ya saben gatear hay una empresa que ha prometido correr dentro de poco tiempo. Tesla ha apostado por la movilidad eléctrica y autónoma. Se ha dado un plazo de tiempo muy ajustado y tienen que correr. El Robotaxi de Tesla ya está en marcha, ya funciona, aunque el común de los mortales no lo sepa.
Crear un coche autónomo es mucho más complicado de lo que el común de los mortales espera. No sólo consiste en instalar cámaras y radares en torno al vehículo. Lo más complejo es crear un software capaz de reconocer y responder a cada uno de los millones de obstáculos que se presentan en la carretera. Eso es lo realmente complicado. Cuando un conductor, un ser humano, se pone tras el volante hay miles de millones de variables que hacen que cada trayecto sea único. En el mundo real reina el caos. Por muchas veces que realicemos un trayecto, no habrá dos veces que sean iguales.
Los primeros clientes de Tesla ya han probado el germen del Robotaxi
Los coches autónomos tienen que aprender a responder ante cada una de esas miles de millones de posibilidades diferentes. Y no sólo aprender a reconocer el problema en sí, sino a responder debidamente. Durante la presentación de sus vehículos autónomos, Tesla ha asegurado, más bien Elon Musk, que tendrá disponible el Robotaxi en 2026. Todo el mundo da por hecho que esa fecha será prácticamente imposible de cumplir, por varios motivos. El primero es el marco regulatorio. Sin entrar en Europa, donde la normativa es mucho más estricta, en Estados Unidos sólo un par de compañías operan vehículos autónomos. La regulación que pesa sobre el negocio es asfixiante.
Lo primero que tendrán que hacer los ingenieros y abogados de Austin es convencer a las autoridades que sus vehículos autónomos tienen la verdadera capacidad de realizar las funciones de transporte de pasajeros sin conductor. El Cybercab no tiene ni volante, por lo que no es posible tomar las riendas del vehículo en caso de emergencia. Empresas similares emplean vehículos convencionales que, en muchas ocasiones, van supervisados por un ser humano. El factor legal es importante en esta cuestión. A pesar de ello, Tesla ya tiene la autorización para realizar pequeños trayectos autónomos con pasajeros, aunque hay truco.
Los empleados de Tesla del Área de la Bahía, cerca de San Francisco, ya tienen disponible un sistema de traslado en vehículo autónomo. El Estado de California le ha concedido a Tesla permiso para completar recorridos cortos y siempre con la supervisión de un conductor. Es decir, el coche opera por sí mismo, pero el piloto de acompañamiento puede tomar las riendas en cualquier momento. Este es el germen, la génesis, del coche autónomo total que Tesla promete lanzar en 2026. Sólo es para trabajadores de la compañía, que están siendo utilizados, como otras veces, como Conejillos de Indias. Sin embargo, para los ingenieros, estos primeros viajes serán esenciales para seguir evolucionado el desarrollo de los Cybercab y Cybervan.
