Estamos ante un momento crucial en el sector de la automoción. La industria está viviendo un cambio en el status quo. Las marcas tradicionales se ven amenazadas por nuevas compañías procedentes de Oriente. Europa ya no es el principal mercado del mundo. China ha ocupado su lugar. Las ventas en Asia se disparan, la oferta comercial es inalcanzable y muchas de las nuevas empresas quieren cruzar las fronteras para dominar el mercado más competitivo del mundo. El próximo Salón de Múnich espera la vista de muchas marcas chinas, una presencia que puede acarrear más riesgos que recompensas.
El mercado europeo está siendo atacado. Mientras que los legisladores del Viejo Continente toman medidas que no defienden la industria local, la situación geopolítica no favorece en absoluto a los intereses de las marcas. La producción ha disparado los costes, que a su vez han repercutido en el precio de los propios vehículos. Acercarse hoy a un concesionario es entrar en un mundo de miedo económico. Ante esta situación, sólo las marcas chinas son capaces de ofrecer productos atractivos a precios competitivos. MG está cosechando un gran éxito por ese motivo. Pronto no será la única que lo haga.
Los salones del automóvil siempre han sido un gran escenario donde presentar al mundo las novedades de una marca. Ginebra, Frankfurt o París han sido los principales escenarios del continente. Las marcas, sobre todo las europeas, acudían en masa a dichos eventos con grandes stands y una larga colección de modelos, presididos por la unidad más reciente y espectacular de cada casa. La llegada de la pandemia descolocó los planes generales. Los salones dejaron de ser rentables y todo el mundo puso su atención fuera del mercado europeo. Un mercado donde las ventas han caído estrepitosamente en los últimos tres años.
Por el contrario, China ha disparado su relevancia internacional. En apenas unos años, marcas como XPeng, NIO, Geely, CATL, BYD y muchas más han pasado del anonimato a liderar la industria de las cuatro ruedas. El empuje no ha parado, todo lo contrario. Las marcas chinas parecen haberse desprendido de sus ataduras de humildad y atacan desde todos los frentes. Para la cita de Múnich, que arranca el próximo día 4 de septiembre, muchas de esas compañías han confirmado su asistencia, mientras que muchas otras, europeas en algunos casos, han descartado acudir.
El riesgo es evidente. Ya pasó hace unos meses en el Salón de Bruselas. Comparada con la última celebración en 2021, Múnich duplicará la presencia de marcas chinas participantes. Un hecho que remarca este cambio de enfoque es que, por primera vez en la historia, la Feria Comercial de la Movilidad Eléctrica de China se celebrará fuera del país asiático. Múnich acogerá el evento el día 6 de septiembre, de ahí que se espere la gran repercusión de los fabricantes chinos en la muestra europea.
Fuera de los focos, los cambios en el sector se suceden uno tras otro. Ya no sólo las marcas chinas están ganando protagonismo, sino que también están siendo clave para la evolución de la movilidad eléctrica. Muchas de ellas ya ofrecen estructura en el Viejo Continente. Firmas como NIO y XPeng han decidido atacar primero los mercados de mayor volumen del coche eléctrico como Noruega, Países Bajos o Alemania. Sin embargo, otras como BYD optan por un desembarco generalizado, incluyendo España. Muchas voces afirman que esta estrategia de puertas abiertas puede suponer un grave perjuicio para la industria europea, con miles de millones de euros y miles de puestos de trabajo en juego.