A todos nos gusta encontrar una ganga, pero en según qué casos, a veces lo barato puede salir caro. Es lo que le ha pasado a un hombre que compró, sin verlo siquiera, todo un Tesla Model S por poco más de 4.500 euros. Una aparente ganga que escondía una pesadilla a nivel económico.
Hay coches que se deprecian mucho, pero el caso que nos ocupa va todavía más allá de una depreciación típica. Uno podría pensar que se trata de una estafa, pero era real. Randy Shear vio un Tesla Model S P85 del año 2013 por 5.000 dólares (4.500 euros al cambio actual), aparentemente sin problemas importantes, así que decidió comprarlo.
Este hombre se las prometía felices, hasta que las cosas empezaron a ir mal. Podríamos decir que bastante mal y bastante pronto, apenas dos meses después de comprarlo. Según cuenta en su canal de YouTube, el primer problema ocurrió un día de compras con su prometida. Estaban en el centro comercial y, cuando se subió al coche, este mostró una notificación en la pantalla advirtiendo de que podría no arrancar.
Randy apagó el coche y consiguió arrancarlo de nuevo. Se fue a su casa, lo aparcó y no lo tocó hasta el día siguiente. Cuando lo encendió, la pantalla mostró errores: aceleración y velocidad máxima limitadas, imposibilidad de cargar el vehículo y la suspensión neumática no funcionaba. El coche había decidido jubilarse por su propia cuenta.
Aunque Randy es ese tipo de personas que arregla sus coches por su cuenta, y de hecho es una parte crucial de su contenido, esta vez tuvo que mandar al Tesla al servicio oficial. Aunque habían hecho un diagnóstico previo de manera remota, en el taller descubrieron que había un problema con el compresor del aire acondicionado, cuya reparación costaba 1.800 dólares (1.600 euros).
Pero días después se dieron cuenta de que no era el compresor de aire, sino la unidad de tracción trasera (el conjunto de motor y transmisión), que es bastante más cara que el compresor del aire acondicionado. El refrigerante se había filtrado en la electrónica del propulsor y eso provocó que diese fallos de todo tipo. La factura pasó de 1.800 a 7.085 dólares, más de lo que le costó el coche. La consecuencia inmediata fue deshacerse del coche y venderlo.
El protagonista de esta historia tiene 423.000 kilómetros en el odómetro, aunque con un motor trasero nuevo con garantía de cuatro años. No sabemos si a su próximo dueño le dará problemas, pero con esos kilómetros en su haber, las posibilidades de tener averías aumentan notablemente. Randy, por su parte, lo ha sustituido por un Tesla Model S Plaid de 2021, más nuevo y con la friolera de 1.020 caballos.