No es ningún secreto que España se sitúa en los puestos de cola del mercado de los coches eléctricos a nivel europeo. Mientras que otros países ofrecen matriculaciones ya muy elevadas, nuestro país apenas alcanza una cuota de mercado del 9,2% en vehículos enchufables (BEV + PHEV). Wayne Grffiths, presidente de ANFAC y máximo responsable de la marca CUPRA, ha lanzado un grito de socorro al Gobierno de España. "No podemos permitirnos perder el año 2023 o, de lo contrario, nos retrasaremos aún más con respecto al resto de países de la Unión Europea".
Si echamos un vistazo a las matriculaciones del año pasado en España, podremos ver rápidamente que estamos ante un problema. Con un total de 962.010 turismos matriculados, el mercado más dominante fue el de los coches de gasolina con una cuota de mercado del 36%. Los diésel demostraron su tendencia a la baja reduciendo su participación hasta el 28,16%. Mientras, los vehículos electrificados siguen escalando en interés, sobre todo los híbridos no enchufables, con una cuota de mercado del 25,29%. Mucho más abajo encontramos a los vehículos con distintivo CERO, los híbridos enchufables conquistaron al 5,01% de la población, mientras que los eléctricos apenas alcanzaron las 36.444 matriculaciones, un 3,79% de las ventas totales.
Está claro que la industria del automóvil lleva tres años de duros problemas. A raíz de la pandemia de la COVID-19 el sector de la automoción ha perdido peso. La producción se ha recortado a nivel mundial, principalmente por la falta de componentes. Mientras tanto los precios no han hecho más que crecer hasta alcanzar límites insospechados. La inflación europea, el elevado coste de las materias primas y el precio de la energía son los principales causantes de la escalada. Un coste que al final acaba recayendo sobre los clientes. Todas las marcas han anunciado un descenso en los volúmenes de producción, sin embargo todas han mostrado valores positivos en ganancias.
El propio Griffiths ha recordado que el sector de la automoción en España genera el 10% del PIB y da trabajo a más de dos millones de personas. España está en una posición privilegiada de cara al futuro. Potentes inversiones como la de la planta de baterías de Volkswagen en Sagunto ponen de referencia la capacidad de nuestro país para fabricar productos de primer nivel, pero el coche eléctrico no está llegando a los clientes particulares y hay varios motivos que lo causan. Precio e infraestructura. España se sitúa a la cola en red de recarga para vehículos eléctricos. Con apenas 1,1 puntos por cada 100 kilómetros de vía, es necesaria una mejora considerable.
Los planes del Gobierno en su agenda de electrificación contemplan un total de 340.000 puntos de carga en 2030. La cifra actual indica que en nuestra geografía hay instalado, aproximadamente, 11.500 puntos y que, al cierre de este año, esa cifra debería dispararse a 70.000 conexiones, algo que no parece muy realista. Si bien las nuevas normativas obligan a la instalación de puntos de carga, la compleja y lenta burocracia lastra la apertura definitiva. Otro error es el mantenimiento de la infraestructura ya que las empresas están obligadas a abrir instalaciones, pero no a mantenerlas.
Con respecto al coche eléctrico, ANFAC también da la voz de alarma. Estamos muy lejos del resto de países avanzados de la Unión Europea. Mientras que territorios como Alemania conquistan un 20% de cuota de mercado, nuestro país apenas mejora por décimas los resultados del año anterior. El precio es el principal escollo para la implantación del coche eléctrico y, por eso, desde la Asociación, piden al Gobierno central medidas contundentes para solucionar el problema. Los clientes necesitan planes de incentivos poderosos y que las ayudas no se retrasen indefinidamente en el tiempo. Esas medidas deben implantarse rápidamente o de lo contrario el parque automovilístico de España seguirá envejeciendo rápidamente y ya se rozan los 13 años de media.