Aunque los datos dicen que cambiar la batería es poco probable y que duran más de lo que se pensaba, existe cierto miedo a tener que reemplazarla y, más concretamente, a la factura de dicha avería. Sin embargo, podría tener los días contados. Un nuevo estudio plantea un giro interesante en la eterna comparación entre vehículos eléctricos y de combustión interna.
Según Recurrent, el coste de reemplazar la batería de un coche eléctrico podría ser inferior al de reparar un motor de gasolina para el año 2030, echando por tierra uno de los argumentos más recurrentes contra los coches eléctricos.
Goldman Sachs respalda esta afirmación proyectando que, para 2026, los precios de las baterías caerán hasta los 80 dólares por kilovatio hora, la mitad de su coste en 2023. Y podría ser incluso inferior si se siguen popularizando las baterías de litio-ferrofosfato (LFP), pues ya están en 75,3 dólares/kWh.
Para 2030, el precio podría rondar los 64 dólares por kWh, mientras que otras estimaciones, como las de RMI, lo sitúan entre 32 y 54 dólares por kWh. Si estas cifras se cumplen, una batería entera podría costar entre 3.375 y 5.000 dólares (entre 3.200 y 4.800 euros), dependiendo del tamaño del paquete, igualando el precio de una avería importante en motores de gasolina.
Y ese precio no se refiere a baterías pequeñas para maquillar la situación. Hablamos de unos 5.000 euros para una batería de 90-100 kWh, de las más grandes que hay actualmente en el mercado. Si ponemos como ejemplo la batería del Tesla Model 3 más vendido (60 kWh), estaríamos hablando de entre 2.000 y 3.000 euros para una batería completa. Aquí no se tiene en cuenta la mano de obra de la sustitución, pero de nuevo insistimos en que es poco probable tener que cambiar una batería entera.
Esta reducción en los costes tiene varias causas. Más del 40% del descenso se debe a la caída de los precios de materias primas como el litio y el cobalto, según Goldman Sachs. Entre 2020 y 2023, la llamada "inflación verde" encareció las materias primas, pero el mercado ahora muestra señales de estabilización, impulsando una mayor asequibilidad en los componentes de las baterías.
En paralelo, los gigantes de la industria ya están adoptando esta tendencia. Fabricantes como CATL y BYD están pidiendo esfuerzos extra a sus proveedores y han comenzado a ofrecer celdas LFP a precios tan bajos como 56 dólares por kWh. Clean Energy Associate predice que esta sobreoferta de baterías de iones de litio se mantendrá hasta 2028, presionando los precios a la baja y beneficiando tanto a consumidores como a empresas.
El informe de Recurrent destaca que esta evolución no solo refuerza la viabilidad económica de los vehículos eléctricos, sino que elimina una de las mayores barreras psicológicas para los consumidores: el temor al elevado coste de reemplazar la batería. Si sustituir una batería deja de ser algo prohibitivo, el atractivo de los coches eléctricos aumentará.
Por su parte, las empresas del sector también tienen motivos para celebrar. La reducción de costes permitirá amortizar antes las inversiones realizadas en el desarrollo de coches eléctricos, reduciendo los costes de desarrollo que tanto desean siempre y especialmente en los últimos meses.