Las principales marcas llevan años trabajando por lograr poner en el mercado el ansiado ‘coche eléctrico barato’ que empiece a solucionar, de una vez por todas, los problemas de emisiones en las ciudades. Sin embargo, los clientes potenciales de vehículos eléctricos suelen ser reticentes a hacerse con uno debido a su precio más elevado si se compara con su homólogo de gasolina.
Estos clientes potenciales suelen detenerse en el propio precio, sin contemplar un posible estudio de compra a largo plazo; es decir, examinar los posibles ahorros que va a conllevar hacerse con dicho vehículo en términos de gastos de combustible o reparaciones y revisiones. No obstante, un nuevo informe publicado por la agencia NewAutomotive apunta importantes cifras sobre esto.
Un estudio que revela muchos datos de importancia
En este informe se señala que la ansiada equiparación o paridad de precios entre un vehículo de gasolina y un eléctrico equivalentes se logrará en 2026. Sin embargo, los costes iniciales adicionales de adquirir un coche eléctrico fueron sólo un 12% más altos que los de un gasolina similar, y no del 50%, como se ha llegado a ver en ciertos rumores (especialmente los publicados en X).
Sin embargo, en el resto de apartados o gastos referentes a lo largo de un total de cuatro años, el vehículo eléctrico ya es notablemente más asequible que uno de gasolina. Concretamente, este mencionado gasto adicional, en el 30% de los casos estudiados se ha llegado a amortizar en menos de un año, mientras que en 25% la recuperación ha sido en menos de dos años y medio. En 45% restante lo ha hecho en cuatro años o menos.
Es decir, con un máximo de cuatro años, el gasto extra que supone comprar un vehículo eléctrico ya se habrá rentabilizado, con respecto al precio de un térmico equivalente. Esto se traduce que tras cuatro años de uso, el usuario medio podría llegar a ahorrar, en el mejor de los casos, unos 8.300 euros (en el estudio lo detalla en unas 7.000 libras esterlinas). No obstante, en el peor también lograrían un ahorro importante, ya que sería de unos 3.500 euros.
Pero no sólo del ahorro económico habla el estudio, sino también de la importante eliminación en la expulsión de gases de efecto invernadero en las grandes urbes, en las cuales, la mayoría de sus problemas de contaminación, provienen de los gases de escape de los vehículos que por ella se desplazan diariamente. El informe también habla de la necesidad de incorporar cada vez más ZBE (Zonas de Bajas Emisiones) por las diferentes urbes, en las que la circulación con vehículos térmicos esté restringida. Estas áreas suponen un importante respaldo para la adopción del vehículo eléctrico.
No obstante, frente a este estudio positivo en cuanto a la compra de vehículos eléctricos, también existen otros que apuntan a que, para incentivar dicha compra, es necesario que en países como España se aumente el número de puntos de recarga pública. Sobre esto, nuestro país se encuentra actualmente por detrás de la mayoría de regiones de la Unión Europea, sobre lo que apuntan que es necesario actuar.