Los fabricantes chinos de coches eléctricos -y/o térmicos- podrían llegar a duplicar su actual capacidad de producción en el extranjero en los próximos años, señala un informe de la consultora Bloomberg. El objetivo sería evitar y sortear el aumento de aranceles a la importación de estos vehículos, que no sólo provienen de Estados Unidos y de la UE, sino también de otros países como Turquía.
Según el informe de la consultora norteamericana, cuyas conclusiones recoge Automotive News, los fabricantes chinos tendrían como objetivo variar su habitual hasta ahora modelo de exportación de la inmensa mayoría de piezas -para ensamblar los vehículos en fábricas en el extranjero; tal y como actuará por ahora Chery en la Zona Franca en Barcelona- por un procedimiento de fabricación completa en el extranjero.
Planes para todo el mundo, no sólo para Estados Unidos y Europa
Por otro lado, “a medida que el mercado de coches eléctricos en China se satura”, el aumento de la competencia interna entre las marcas autóctonas y el exceso de capacidad de fabricación están empujando a las marcas chinas de coches eléctricos a “buscar nuevos mercados extranjeros” para expandirse, señala el estudio de Bloomberg.
Todo ello conlleva que, si en 2023, los fabricantes de coches chinos habían construido y/o planeado plantas de construcción en nueve países y con una capacidad de producción anual de 1,2 millones de vehículos; para 2026, y si se cumplen todos los anuncios de estos fabricantes, la capacidad de producción de las marcas chinas en el extranjero se duplicará hasta los 2,7 millones de unidades anuales, que se ensamblarán hasta en 12 países.
De esta forma, BYD, Chery, Changan, GAC y SAIC, los fabricantes de automóviles respaldados por el Ejecutivo chino “anunciaron 10 proyectos nuevos o de expansión para sus plantas en el extranjero desde 2023 hasta el pasado verano”, señalan desde Bloomberg: estos proyectos nuevos no sólo se plantean en Occidente, sino también en países como “Tailandia, Indonesia y Brasil”, además de otras naciones en Asia Central y Oriente Medio.
Aunque, mientras tanto, el interés por asentarse en Europa no cesa. De esta forma, Polonia sería -debido a sus bajos costes en mano de obra y al acceso que supone al mercado de la UE- un objetivo a tener en cuenta para estas marcas chinas, indican desde la consultora norteamericana.
A la vez, países como España e Italia están “persiguiendo inversiones” por parte de estos fabricantes. Y marcas como Geely, Dongfeng y Xpeng estarían explorando la posibilidad de establecerse en estos mercados.
La expansión acelerada de sus marcas no acaba de gustar al Gobierno chino
Aunque muchas de las principales marcas de coches chinas cuentan con el respaldo del Gobierno chino, eso no quiere decir que éste esté precisamente de acuerdo con los planes de estas empresas para expandirse a todo el planeta en pocos años.
Todo lo contrario. De hecho, y según recuerda este informe, el Gobierno chino ya instó a sus fabricantes a “tener cuidado al invertir en países con riesgos geopolíticos”, como Turquía e India.
Pero la preocupación más grave del Ejecutivo chino ante la inversión en fábricas en el extranjero es que los fabricantes de su país “protejan [los conocimientos adquiridos” en la producción de coches eléctricos.