Con los coches eléctricos actuales, capaces muchos de ellos de recorrer más de 350 o 400 kilómetros con cada carga a velocidades de autopista, la infraestructura de recarga rápida se convierte en un elemento imprescindible. Pero muchas veces el problema de un conductor no acaba cuando encuentra un punto de recarga, sino que también tiene que lidiar con diferentes suscripciones y aplicaciones para móvil y otros problemas relacionados con la interoperabilidad. Sin duda, la mayoría de ellos agradecerían una única plataforma y un contrato basado en una tarifa plana que facilitase el proceso.
Los indicios
En las últimas semanas se han producido diferentes anuncios relacionados con la recarga que dan una idea de lo que se está moviendo este mercado y que resultan alentadores para la definitiva adopción de los coches eléctricos. Ionity ha logrado captar una inversión de 500 millones de euros del fondo de inversión Blackrock, uno de los mayores del mundo, presente en muchos sectores de actividad y en miles de negocios. El hecho de que este tipo de inversor se interese por el mercado de la recarga eléctrica no es anecdótico. Es un indicio de la rentabilidad a largo plazo del sector, aunque a día de hoy todavía está lejos de ser así.
La petrolera francesa Total está invirtiendo de manera masiva para electrificar sus estaciones de servicio a través de una nueva identidad corporativa llamara TotalEnergies. Su último anuncio es que invertirá 200 millones de euros este año para desarrollar su propia red de cargadores rápidos en sus estaciones de servicio situadas en gasolineras.
De manera inesperada, Amazon también ha puesto la vista en este negocio y acaba de invertir cinco millones de dólares en una startup estadounidense llamada Resilient Power a la que apoyará para financiar su red de recarga de vehículos eléctricos.
Finalmente, Tesla acaba de arrancar un programa piloto en Países Bajos para iniciar la apertura gradual de sus Supercargadores al resto de fabricantes, bajo determinadas condiciones y con la posibilidad de suscribir contratos mensuales.
Actualmente cada red de recarga precisa de una suscripción, una aplicación móvil o una tarjeta para poder acceder al servicio.
El "Netflix" de la recarga
Todos estos indicios muestran que muchos actores con gran músculo económico comienzan a interesarse por un mercado, el de la recarga, que puede convertirse en una inversión de futuro muy acertada. Ante este panorama, el conductor de un coche eléctrico se encuentra algo desconcertado. Porque lo que necesita es una red de recarga confiable, fácil de usar y que no suponga un problema a la hora de viajar.
La forma más fácil de acceder a un servicio de recarga usable y práctico es la suscripción. Un gran agregador que aglutine todas las redes de recarga y pueda dar acceso a ella a través de su propia plataforma. Y una serie de tarifas de pago mensual, que en función de las necesidades de cada usuario podría incluso ser plana, lo que supondría despreocuparse por el nombre del gestor de la estación en la que se recarga.
Estos agregadores, similares a las plataformas de televisión, dispondrían de acceso a las principales redes de recarga, incluida la de Tesla, y también a terminales independientes, como los situados en zonas de ocio, restaurante y hoteles. Estas plataformas actuarían como un bróker de bolsa, negociando y comprando los derechos de uso de las redes de recarga y revendiéndolas a los usuarios en forma de suscripción. Estos solo necesitarían una aplicación móvil o quizás una tarjeta que reemplazarían a todas las que hay que utilizar ahora.
Un agregador de redes actuaría como un bróker de bolsa que negociaría la tarifas de recarga al por mayor para revenderlas a sus suscriptores a través de una tarifa plana.
Viabilidad
En un momento en el que la suscripción parece abarcarlo todo, ¿sería viable un servicio como este? La rentabilidad es necesaria para que el negocio pueda arrancar ahora y continuar en un futuro que se prevé mucho más suculento. El modelo no sería aplicable a todos los usuarios ya que hay una parte importante que carga siempre en casa a la que no le interesaría recibir este servicio salvo en viajes ocasionales. Los destinatarios más numerosos serían los que cargan con regularidad fuera de casa. Por lo tanto no se trataría por ahora de un mercado masivo como el que soporta Netflix con sus 210 millones de suscripciones.
Un cálculo un tanto simplista partiría de la cifra actual de coches eléctricos en Europa: un millón. Suponiendo que un 10 % de los usuarios encajan en el perfil del suscriptor, serían 100.000 los clientes potenciales de estas plataformas. Bajo una suscripción básica de 20 euros al mes, con el estado actual del mercado, la facturación anual estaría cerca de los 24 millones de euros que si bien está muy lejos de los números de Netflix no representaría un mal comienzo, sabiendo que solo puede ir a mejor.