Si hay un directivo en el sector de la automoción que hable claro y sin tapujos ese es Carlos Tavares, CEO de Stellantis. Aunque pudiera parecer que su "lucha" es contra la tecnología de los vehículos eléctricos no es así. Sus críticas siempre han ido dirigidas hacia la estrategia que los políticos han elegido para hacer la transición de la combustión a la electricidad. En el recientemente inaugurado Salón de París del Automóvil, el dirigente portugués ha vuelto a la carga advirtiendo que la decisión de prohibir los vehículos de combustión en 2035 en Europa "tendrá consecuencias sociales no manejables".
Carlos Tavares cree que la decisión tomada por la Unión Europea para que en 2035 se prohíba la venta de automóviles alimentados por combustibles fósiles debe renegociarse para dar a los modelos híbridos un papel más importante en la transición a los vehículos de cero emisiones. "Es esencial", ha afirmado Tavares durante una conferencia de prensa en el salón del automóvil de París, respondiendo a las preguntas que se le hicieron sobre si es necesario hablar sobre esta prohibición.
La decisión de prohibir la venta de vehículos térmicos en 2035 tomada por la Unión Europea, que el dirigente ha calificado como "dogmática", asegura que tendrá "consecuencias sociales que no son manejables". El acuerdo actual incluye que los híbridos enchufables solo contarán como vehículos de bajas emisiones hasta 2030.
Tavares cree que forzar la transición a vehículos 100 % eléctricos, que son más caros que sus equivalentes propulsados por combustibles fósiles o por los híbridos, hará que la propiedad de un automóvil sea inasequible para muchos. "Si le niegas a las clases medias el acceso a la libertad de movimiento, vas a tener serios problemas sociales".
Algunos fabricantes de automóviles han adoptado los híbridos, especialmente los híbridos enchufables, como una tecnología puente para llegar hasta los vehículos completamente eléctricos. Argumentan que después de invertir miles de millones de euros en esta tecnología, deberían poder venderlos durante más tiempo, más allá de 2030.
"Lo que tenemos que ofrecer a nuestros líderes europeos es una solución de transición", dijo Tavares. Con un híbrido suave se puede mantener "el tamaño asequible de estos vehículos y reducir las emisiones de CO2 en un 50 %", añadió. Los fabricantes de automóviles y los proveedores también argumentan que la electricidad costará decenas de miles de puestos de trabajo entre los trabajadores que fabrican componentes o ensamblan motores de combustión interna.
Según explicó Tavares, Stellantis también está considerando una estrategia de "activos ligeros" para sus marcas Peugeot y Citroën en China. Para este mercado, importaría principalmente vehículos ya terminados en lugar de producirlos en las plantas de ensamblaje locales.
Stellantis ha tenido algunos problemas en China, que hoy es el mercado de automóviles más grande del mundo, y ha estado buscando opciones para dar un giro a su negocio. Una de las posibilidades incluye la idea de importar vehículos en lugar de operar fábricas infrautilizadas con pérdidas. Las conversaciones que actualmente mantiene con su socio allí, Dongfeng, podrían finalizar con una decisión del tipo "no necesitamos una fábrica en China", concluye.