Los clientes americanos están empezando a recibir sus primeros Model S Plaid, y por lo tanto empezamos a ver las primeras locuras. El sonido es parte de la experiencia de conducir un coche o, mejor dicho; hasta ahora siempre ha sido parte de la experiencia de conducir un coche, principalmente un deportivo de alta potencia. Los eléctricos no pueden rellenar ese hueco, aunque si tienes un poco de ingenio se puede resolver la papeleta de una forma un tanto peculiar.
El Tesla Model S Plaid es uno de los coches más rápidos que hay ahora mismo en el mundo. Con sus 1.020 caballos de potencia es capaz de acelerar de 0 a 100 Km/h en tan solo 2,1 segundos, pudiendo llegar hasta un máximo de 320 kilómetros por hora. Estos datos lo posicionan en lucha directa con algunos de los más radicales superdeportivos, sin embargo, el eléctrico americano no consigue suplir las necesidades de aquellos que asocian la velocidad con el sonido.
Por otro lado, los motores Hellcat de Dodge han sido creados para llevar al límite las condiciones físicas de un motor de gasolina. Se trata de un bloque de ocho cilindros en uve con 6,2 litros de cilindrada y un supercargador de un tamaño descomunal. Una pieza moderna pero chapada a la antigua que consigue generar la desmedida cantidad de 807 caballos de potencia. Es capaz de recorrer un cuarto de milla, unos 400 metros, en apenas 10,5 segundos. Un dato que, por si no lo sabes, es excepcionalmente rápido.
Ahora bien, imagina esos dos mundos tan antagónicos juntos en un mismo coche. Por un lado, un Tesla Model S Plaid, uno de los eléctricos más rápidos del mundo, emitiendo el sonido de un motor V8 Hellcat sobrecargado. ¿Tentador? Pues nada más lejos de la realidad, porque el resultado es una mezcla rara que hace daño a la vista y a los oídos. Hay cosas que es mejor no mezclar, como el agua y el aceite.
Todo ello se debe a que desde 2019 Tesla ha implantado diversos altavoces en el exterior de sus coches. La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras lo impuso como obligatorio para que así los peatones tuvieran una referencia acústica para alertar la presencia de un coche eléctrico. Pero los californianos, en su particular forma de hacer las cosas, liberaron esos altavoces para que fueran los propietarios los que crearan su melodía deseada.
Tan solo tienes que conectar un USB con el sonido que quieres, activar la función en el menú y listo. No hay más. Muchos conductores han obviado esta función, pero otros en cambio han hecho auténticas atrocidades como la que hoy nos ocupa. No hace falta decir que el resultado es terrible. Es un sonido enlatado muy desagradable que ni siquiera concuerda con la velocidad o el tacto del acelerador. Júzgalo tú mismo.