El 6 de noviembre estaba marcado a fuego en el calendario de todos los americanos. Una vez más los ciudadanos estadounidenses estaban llamados a las urnas para elegir entre la candidata demócrata, Kamala Harris, y su rival republicano, Donald Trump. Tras una larga noche de recuentos, los americanos aseguraron el regreso de Trump al Despacho Oval. Un nuevo rumbo político en Estados Unidos tras el periodo de Joe Biden en el que se ha apostado por el coche eléctrico y por los aranceles especiales a los coches extranjeros. Trump tiene ideas totalmente contrarias que, en un principio, no deberían beneficiar a Tesla, pero Elon Musk se encargará de que no sea así. Tesla podría ganar mucho con el gobierno republicano.
Ya desde el principio de la campaña electoral, Musk ha demostrado su apoyo constante y en ocasiones ridículo a Donald Trump. Muchos lo han criticado por ello ya que no es nada habitual que grandes empresarios americanos muestren su favoritismo por un partido. Sin embargo, Musk no sólo no ha tenido problemas al respecto, sino que se ha implicado directamente en la campaña presidencial, primero aportando casi 120 millones de euros a diversas asociaciones pro Trump, y segundo participando en mítines públicos con el ahora nuevo presidente. Su posicionamiento ha causado un gran revuelo entre los clientes, principalmente más inclinados al lado demócrata.
Elon Musk quiere adaptar la normativa a su favor
Esta puede que sea una de las razones por las que Musk haya decidido apoyar a Trump: atraer a más clientes republicanos a la causa eléctrica, aunque es difícil de calcular el impacto de la medida. Trump ha declarado abiertamente que no está a favor del coche eléctrico y que planea eliminar muchas de las subvenciones y ayudas públicas que ahora reciben. No es ningún secreto que Musk ha movido a una gran parte del electorado conservador, pero en política no hay nada gratis. Algunas fuentes aseguran que Trump le ha prometido un cargo en su gobierno, aunque no hay nada oficial al respecto. Musk no necesita entrar en el ejecutivo para sacar partido de la situación, más bien todo lo contrario.
Tal y como informa Reuters, el plan de Musk es el de adaptar las normativas y legislaciones americanas a su favor. “Elon Musk considera que todas las regulaciones obstaculizan sus negocios y su innovación”, ha reconocido un ex alto ejecutivo de SpaceX. La politiquería de Musk refleja una estrategia más amplia para aislar a sus empresas de la regulación o la aplicación de la ley y aumentar el apoyo gubernamental. Tesla, sin ir más lejos. Con el mercado eléctrico ya controlado, el próximo gran paso es dominar el campo del transporte autónomo. La presentación del Cybercab y Cyberbus ha dejado bien claro el rumbo de la empresa, aunque muchos aseguraron que los plazos prometidos eran difíciles de asimilar.
Musk ha prometido coches autónomos baratos para 2026 y si bien la tecnología es posible, la gran dificultad del proyecto tiene que ver con la legislación. Con su gran influencia sobre Trump es posible que Musk consiga cambios rápidos en la normativa para favorecer sus intereses comerciales. Tal y como afirman fuentes cercanas al empresario, “ve a la administración Trump como el vehículo para deshacerse de tantas regulaciones como pueda, para poder hacer lo que quiera, tan rápido como quiera”. Para muchos clientes el apoyo y el cambio de roles tomado por Trump ha sido una sorpresa. En su día Elon Musk se hizo muy popular por su lucha frente al cambio climático mediante la fundación de Tesla y SpaceX, una empresa aeroespacial cuyos primeros pasos se centraron en crear cohetes para escapar de una tierra ahogada por el cambio climático.
Durante los próximos cuatro años se esperan grandes cambios en Estados Unidos y en las empresas de Elon Musk. Los primeros beneficios ya están produciéndose. Las acciones de Tesla han subido casi un 15% desde la pasada noche electoral. No es ningún secreto que Musk y sus empresas reciban un trato preferencial tras las grandes cantidades de dinero aportadas a la campaña y tras influir tan positivamente en los intereses electorales del nuevo presidente. Otra repercusión inmediata de las elecciones es que las acciones de BYD han caído un 2,3% desde que Trump se declarase como ganador.