Parece lógico que, cuando un fabricante de coches tiene intereses comerciales con un país, intente por todos los medios obtener las mejores condiciones posibles para obtener beneficio, y eso es lo que entendió Tesla que debía hacer ante los aranceles que Europa puso a los vehículos eléctricos chinos.
Elon Musk aprovechó que China puso una demanda formal ante los tribunales europeos por considerar ilegales las nuevas tasas de importación en nuestro continente, para unirse a la denuncia. Pero Tesla no fue la única marca en hacerlo, porque incluso firmas europeas como Mercedes-Benz y BMW también lo han hecho.
Tesla atraviesa un momento complicado

La razón no es otra que los intereses que hay en las relaciones comerciales con el territorio chino, pues estas dos últimas quieren vender allí sin que nada extra afecta a sus beneficios. Por su parte, Tesla tiene una fábrica en China, concretamente en Shanghái, y les tocan de lleno esos aranceles, pues van para todos aquellos que produzcan en el país asiático y quieran vender en algún lugar de la Unión Europea.
Y todo esto teniendo en cuenta que la marca de Elon Musk es la menos afectada por las tasas, que son tan sólo un 7,8% más que antes, cuando otras marcas como MG (propiedad de SAIC) están penalizadas con un 35,3% adicional.
Por en medio nos topamos con fabricantes como BYD y Geely, a los que Europa les ha subido las tasas de importación un 17% y un 18,8%, respectivamente, así como otras en las que se ha establecido una subida más general para todos, del 20,7%, por ejemplo en el caso de Aiways, JAC, Chery, FAW, Dongfeng y Leapmotor, entre otras.
Lo más curioso de todo es que, aunque Tesla denuncia abiertamente la maniobra de la Unión Europea, que entendió que se estaba llevando a cabo una competencia desleal, en Estados Unidos no hay una queja formal por parte de Elon Musk, y eso que Donald Trump es bastante más estricto en cuanto a políticas arancelarias.
El culpable es Elon Musk

Tal y como prometió, el nuevo presidente de Norteamérica ha puesto en marcha una subida de los aranceles a China de un 10%, a sumar a la maniobra anterior de Joe Biden, que los multiplicó por cuatro.
Es más, Trump también se ha plantado ante México y Canadá, con unas tasas extra del 25%, que es lo mismo que hay establecido para la Unión Europea. Y aunque Tesla se había mantenido callado, ya ha elevado la voz al Gobierno de Estados Unidos por lo que todo esto le está afectando a la marca con Elon Musk como CEO.
Canadá, por ejemplo, ha declarado la guerra a todos los simpatizantes de Trump, y entre ellos está Tesla, por lo que le ha elevado los aranceles hasta el 100%, además de dejar a los vehículos de la firma norteamericana fuera del Salón del Automóvil de Vancouver.
Peor aún, los incentivos a la compra de Canadá ya no admiten que se beneficien de estas ayudas los cargadores de Tesla, y aquellos que compren vehículos para prestar servicios de taxi o coche compartido tendrá que optar por otra marca, porque de otra manera no se podrán vincular a los descuentos fiscales en territorio canadiense.
Con la caída de ventas y exportaciones por parte de Tesla, tal vez Elon Musk necesite replantearse lo que está haciendo, aunque en Estados Unidos tiene un puesto de asesor que le está atando más de lo que a Tesla le gustaría.