Pese a las advertencias de distintas partes de la industria del automóvil y la petición por parte de los fabricantes de coches de retrasar la implantación, lo cierto es que la Unión Europea sigue adelante con su plan de reducción de las emisiones de los vehículos de combustión, y en 2025 se pondrá en marcha un nuevo capítulo de esta estrategia.
Un paso adelante, y como algo intermedio a la eliminación de los motores diésel y de gasolina, que obligará a las marcas de coches a vender vehículos que no superen los 93,6 gramos de CO2 por kilómetro recorrido.
Europa no quiere retrasar la medida
Para gran parte de los fabricantes, será algo imposible de conseguir, pues no llegan a tiempo, por lo que la alternativa será pagar una multa, que vendrá a ser de 95 euros por cada gramo que se exceda de lo que dicta la normativa 'CAFE' de Europa.
Y es que la realidad es que el 95% de los automóviles producidos en España son de combustión, con una penetración del coche eléctrico en Europa del 14%, que debería estar en un 22%. Además, para cumplir con las peticiones de los líderes europeos, la mitad de los vehículos que se vendan en la Unión Europea en 2025 deberían ser eléctricos, y para 2030 tendrían que sumar 5,5 millones de matriculaciones, y todavía se está muy lejos de conseguir estos números.
La Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), ha estimado que las marcas tendrán que afrontar multas por valor de 15.000 millones de euros durante los primeros meses de puesta en marcha de la norma.
Una sanción que la patronal asegura que viene a ser el 75% del total de rentabilidad de los fabricantes, con todo lo que eso implica para el sector. Tras esa primera etapa, y si desde Bruselas siguen adelante con lo prometido, le seguirá otra en la que las marcas dejarán de producir coches de combustión para poder sobrevivir, pues las ventas de vehículos eléctricos todavía son insuficientes para poder contrarrestar la cuota de emisiones.
Las consecuencias pueden ser fatales
Así lo ha señalado el presidente de Anfac, Josep María Recasens, quien ha sentenciado que la "la industria automovilística europea se está cayendo" y que lo que ocurra en los próximos meses será algo de "vida o muerte".
Lo dice consciente de la ventaja que tienen en cuanto a electrificación fabricantes como Tesla o la mayoría de marcas chinas emergentes, para lo que la sanción de 15.000 euros a las firmas tradicionales europeas será de todo menos una ayuda para tratar de igualarse.
Por tanto, Recasens pide responsabilidad a los líderes de Europa, y ha anunciado que prepara "un plan de choque" junto al Ministerio de Industria viendo la que se viene encima, y en un intento de que aumente la demanda del coche eléctrico todo lo que debería, si es que se quieren lograr (o aunque sea acercarse) los objetivos que piden desde Bruselas.
Los fabricantes de vehículos se enfrentan a una etapa todavía más complicada, en un momento en el que todavía no hay un plan aprobado para darle continuidad al Plan Moves III que termina el 31 de diciembre de 2024, aunque sí que se ha prometido (y están trabajando) en algo similar que apoye a la compra de coches eléctricos.