Rumania está volviendo a reactivar sus minas de tierras raras, por primera vez en tres décadas, para atraer inversores que se establezcan en el país con fábricas de baterías para coches eléctricos. El gobierno rumano ha empezado a renovar las operaciones en tres minas que producen metales raros, entre ellos europio y disprosio, con el objetivo de unirse a una iniciativa a nivel europeo que busca una mayor participación en la producción de estos elementos raros a nivel mundial.
Según la ministra de Economía, Niculae Badalau, en Rumanía "queremos ser miembros de la Alianza Europea de Baterías", lo que aseguraría que "al menos una de las fábricas para producir baterías que hay actualmente planificadas [en Europa] por varias empresas se ubicará aquí". Badalau se reservó ofrecer nombres sobre los posibles inversores, pero aseguró que las conversaciones con los fabricantes de baterías están en curso para hacer efectiva una inversión inicial de más de 50 millones de euros.
La Comisión Europea estableció la alianza de baterías en 2017 como parte de su impulso hacia sectores de la industria más limpios y para empezar a promover inversiones en un mercado cuyo volumen se estima que superará los 250.000 millones de euros al año a partir de 2025. Es por eso que ahora Rumanía no quiere dejar pasar la oportunidad, volviendo a reabrir minas que se habían quedado obsoletas y en el pasado suponían pérdidas financieras.
Rumania espera unirse a la red europea de baterías a través de Radioactiv Mineral Magurele, una compañía que tiene sus orígenes en la producción de uranio y metales raros durante la era comunista.
¿Qué son las tierras raras?
Se conoce como tierras raras a 17 elementos químicos. Se trata del escandio, el itrio y los quince elementos pertenecientes al grupo de los lantánidos: lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio. Estos elementos son fundamentales para la fabricación de imanes permanentes, presentes actualmente en la práctica totalidad de motores eléctricos que se emplean en la industria de la automoción. Sin embargo, sus campos de aplicación son mucho más numerosos: cables de fibra óptica, pantallas de dispositivos electrónicos, memorias de almacenamiento, máquinas de resonancia magnética...
Las tierras raras están llamadas a convertirse en un factor determinante no sólo a nivel económico, sino también geopolítico. Su aplicación en la fabricación de baterías y el aumento exponencial de coches híbridos y eléctricos que se avecina en los próximos años harán que sea determinante su producción, que actualmente encabeza China con una producción estimada en 120.000 toneladas (más del 90% de la producción mundial total).
En España el foco está puesto en dos yacimientos: el más importante está ubicado en el Campo de Montiel (Ciudad Real), cuyo rechazo social -alentado por el impacto medioambiental que supondría en una zona que depende en buena medida de la agricultura- consiguió que la Junta de Castilla-La Mancha paralizase el proyecto, y el otro en Pontevedra (Galicia).