A Toyota se le ha atragantado su salto a la movilidad eléctrica. Cuando todo el mundo les pedía un cambio, estos han respondido con más dudas que certezas, pero ahí están. Toyota es el mayor fabricante del mundo y el crecimiento de su gama eléctrica será brutal en unos años, pero los primeros pasos están llenos de complicaciones y traspiés. El Toyota bZ4X podría convertirse en uno de los eléctricos más populares del mundo en unos años, y por ese motivo los japoneses planean acelerar el ritmo de producción, aunque no piensan hacerlo en fechas próximas.
Expertos, analistas y clientes han estado demandando a Toyota dar el salto a la movilidad eléctrica, pero los japoneses son muy particulares en su forma de ver y hacer. Los padres fundadores de la tecnología híbrida, precursora del cambio que hoy vivimos, deben pensar en términos globales. Toyota siempre ha declarado que la demanda de eléctricos todavía no es lo suficientemente alta, pero puede que hayan errado en sus propias estimaciones. Ese error de cálculo está sacudiendo los cimientos de su estrategia y Toyota podría pisar el acelerador.
Los japoneses siempre han asegurado que no darían el salto a la movilidad eléctrica hasta que no creyesen en su utilidad comercial a escala global. El Toyota bZ4X se presentó hace ya un año con la promesa de ser el primero en escribir un nuevo capítulo en la ya dilatada historia de la compañía, pero los planes se han truncado significativamente. Los problemas se han ido sucediendo uno tras otro, pero ninguno de ellos ha conseguido ponerles nerviosos.
La situación global no es la más adecuada para un lanzamiento, pero si a eso le sumas defectos de fabricación la crisis se ahonda mucho más. Al poco tiempo de iniciar su periplo comercial, Toyota tuvo que plegar velas por un fallo crítico en la seguridad. Los pernos de las ruedas tenían un defecto tan serio que la compañía no tuvo más remedio que retirar todas las unidades que ya había en la carretera y paralizar la producción hasta dar con una solución. El problema ya se ha subsanado, pero ha llevado mucho más tiempo del esperado. Ni una sola unidad producida en meses supone un drama, pero ya se ve la luz al final del túnel.
Todos estos contratiempos han hecho mella en el lanzamiento comercial más importante de Toyota en la última década. Tras paliar sus problemas el bZ4X vuelve a un mercado que será muy cauto en su bienvenida. La producción ya está en marcha, aunque el ritmo será pausado durante meses, muchos meses. A pesar de ello hay que prepararse para el futuro y en las oficinas japonesas ya planean un aumento en el volumen de producción, aunque este no llegará hasta el año 2025, así lo han confirmado diversas fuentes a Reuters.
Actualmente el bZ4X tiene una producción aproximada de 1.000 unidades por mes a escala mundial, pero Toyota considera que en 2025 ese volumen será entre seis y doce veces más grande. Las líneas se tienen que preparar para ese considerable aumento, y según las informaciones, Toyota ya está tomando las medidas necesarias en las líneas de su planta de Takaoka. Este planteamiento supone que en Japón piensan que tardarán dos años en recuperarse del mal inicio comercial de su primer coche eléctrico, pero todo pasará y la gama bZ seguirá creciendo con fuerza.