Hay que reconocer que la cúpula de Toyota sabe soportar perfectamente la presión social. Cuando todo el mundo critica a la compañía por su mala estrategia eléctrica, ellos se aferran a su propia filosofía. Los coches eléctricos tendrán un gran peso en la Toyota del futuro, pero también lo tendrán otros sistemas de movilidad como el hidrógeno. Los japoneses acaban de fijarse un objetivo cuanto menos esperanzador de cara a los próximos años. Ha fijado a Europa como uno de los mercados objetivo, principales, para el desembarco de modelos de hidrógeno.
Esta decisión supone un cambio de rumbo en la estrategia que se había fijado hasta ahora. Los japoneses se habían centrado en el desarrollo de turismos con pila de combustible en Estados Unidos, pero el enfoque parece haberse estancado. Al igual que en Europa, Toyota lanzó a la venta el Mirai y en ningún momento sus ventas han despegado, más bien todo lo contrario. Las cifras tampoco son espectaculares si miramos a escala global. En 2022 vendieron 3.900 vehículos basados en el hidrógeno, aproximadamente un 0,5% de sus ventas globales, cifradas en 9,5 millones de coches.
Mientras tanto, Europa parece haber despertado de su letargo. Las nuevas políticas de movilidad abren la esperanza a nuevas soluciones, siendo el hidrógeno una de ellas. Al igual que en Estados Unidos, Toyota ha vendido el Mirai desde el principio, cosechando unas cifras de ventas respetables. En lugar de decrecer, las unidades matriculadas han crecido y eso ha hecho que Toyota se haya replanteado su enfoque con respecto al hidrógeno en el Viejo Continente. La decisión, tal y como recoge Reuters, se ha basado en la nueva medida que acaba de aprobar el Parlamento Europeo.
Europa quiere convertirse en un espejo verde donde el resto del mundo pueda mirarse. Con una base principalmente eléctrica, la cámara de representantes ha aprobado recientemente la nueva estrategia de electrificación y movilidad sostenible. El nuevo pliego, ratificado por mayoría, recoge la instalación de una hidrogenera cada 200 kilómetros en las principales carreteras de la zona en el año 2031. De forma paralela también se quiere incrementar la oferta de puntos de carga y la potencia de los mismos antes de que acabe la presente década, tanto para turismos como para vehículos pesados (camiones y autobuses).
Ante este nuevo respaldo político, Toyota ha actuado rápidamente y ha reenfocado su rumbo de hidrógeno. La empresa japonesa tiene como objetivo vender 200.000 vehículos de pila de combustible en 2030, principalmente camiones, pero también turismos de pasajeros. El director de Tecnología de Toyota, Hiroki Nakajima, ha reconocido que no es un número muy grande si tenemos en cuenta la escala global de la marca, pero sí creen que podrán cumplir con el objetivo e, incluso, superarlo. Hay que pensar que, actualmente, venden 3.900 vehículos en un curso completo. El incremento es considerable en apenas siete años.
Según el propio Nakajima, Toyota necesita alcanzar un volumen de producción de, al menos, 10.000 unidades por mes para que la producción de celdas de combustible alcance el punto de equilibrio. El próximo sistema de pila de combustible de hidrógeno del fabricante japonés, previsto para 2026, tiene como objetivo rebajar el coste en un 50%, mejorar la autonomía un 20% y reducir el precio del combustible en una cuarta parte. Sólo el tiempo dirá si la estrategia ha sido la correcta y si el cambio de rumbo se ajusta a las necesidades y demandas del mercado.