A lo largo de la historia, la famosa prueba del alce nos ha ido dejando anécdotas aquí y allá, normalmente a consecuencia de resultados estrepitosos. Uno de los casos más sonados es el del primer Mercedes Clase A en 1997 y su viaje a dos ruedas, o el Jeep Grand Cherokee en 2012, con un rendimiento aterrador. El medio sueco Teknikens Värld sigue realizando la prueba del alce a los modelos que van llegando al mercado, igual que hacen en España nuestros compañeros de km77.com, y el último en pasar por sus manos ha sido el nuevo Toyota RAV4 PHEV híbrido enchufable, con un rendimiento que deja bastante que desear.
Sobre el papel y también en la práctica, los coches son cada vez más seguros. No entraremos aquí a detallar todos los sistemas de seguridad, tanto pasivos como activos, que hacen de los coches modernos los más seguros de la historia (y menos, seguramente, que los modelos futuros). Sin embargo, los fabricantes diseñan los coches para salir especialmente bien parados en las pruebas Euro NCAP (o de NHTSA en Estados Unidos), y a veces descuidan otros puntos también imporantes para la seguridad.
La maniobra de esquiva, o prueba del alce, es uno de ellos. Está claro que hay pocas posibilidades de que nos encontremos realmente con un alce, pero sí de toparnos de repente con otro automóvil, peatones cruzando u obstáculos imprevistos. La prueba del alce está estandarizada con normativa ISO (3888-2:2011) para llevarla a cabo siempre en las mismas circunstancias -hay una variable imperfecta como es el factor humano del conductor-, por lo que se pueden comparar los resultados de distintos coches sin mayor problema.
El equipo de Teknikens Värld lleva años realizando esta prueba. Los últimos en intentar superar el circuito de conos han sido tres SUV híbridos enchufables: el Mitsubishi Outlander Plug-in Hybrid, el Volvo XC40 T4 Recharge y el Toyota RAV4 Plug-in Hybrid. Y, siendo honestos, ninguno de los tres puede presumir de buenos resultados; de hecho ninguna supera la prueba a la velocidad mínima requerida de 72 km/h. El Mitsubishi Outlander consiguió hacerlo a 70 km/h, mientras que el Volvo XC40 Recharge T4 alcanzó su límite en los 71 km/h, debido a la pérdida de agarre de las ruedas delanteras. No obstante, en ambos casos el comportamiento de los coches fue bueno o razonablemente bueno conforme aumentaba la velocidad.
Algo que no se puede decir del Toyota RAV4 híbrido enchufable, el peor de los tres con diferencia. La velocidad máxima a la que el Toyota pudo sortear la maniobra sin tirar conos fue de 63 km/h y lo peor no fue eso, sino el comportamiento del coche, con un sobreviraje muy acusado que dificultó la maniobra. Al probar con otro conductor distinto, piloto de rally por cierto, no se consiguió mejorar el resultado. Se consiguió una velocidad baja y, además, la respuesta del coche no fue la deseable.
Al parecer, la culpa es de una mala calibración del control electrónico de estabilidad (ESP) que también dio problemas con la versión híbrida convencional el año pasado. Teknikens Värld probó en 2019 el Toyota RAV4 Hybrid y su comportamiento fue similar al del híbrido enchufable. Tras aquella prueba, se pusieron en contacto con Toyota, la marca hizo modificaciones en la gestión del ESP del coche, y este consiguió superar la prueba a 72 km/h. El fabricante dijo meses después que este "nuevo" sistema se implantaría en todos los RAV4 vendidos en Europa... Algo que no parece haber llegado al protagonista de esta prueba.