Un estudio realizado por un equipo del Massachusetts Institute of Technology (MIT) concluye que las reservas de cobalto comercialmente viable detectadas en la tierra son suficientes para abastecer la demanda del mercado de los vehículos eléctricos, pero solo hasta 2030. Por eso, la industria necesita invertir en capacidades de producción adicionales, avanzando en lograr mayor eficiencia en el refino y reciclaje de este material. Si este objetivo no se logra, será imposible satisfacer la demanda a largo plazo.
El cobalto es un material crítico en la mayoría de las químicas de baterías que se emplean actualmente tanto en la electrónica de consumo como en la industria de los vehículos eléctricos. Aproximadamente el 60% del cobalto que se extrae actualmente proviene de la República Democrática del Congo (RDC). A menudo, se recupera como un subproducto de la extracción del cobre y el níquel, lo que significa que la demanda y los precios de esos otros metales afectan a su disponibilidad.
La mitad del suministro actual de cobalto se emplea en los cátodos de las baterías de iones de litio, y muchas de ellas se utilizan los vehículos eléctricos. Con el aumento de su demanda y la implementación de baterías de mayor capacidad con autonomías elevadas, el suministro de cobalto se ha convertido en una de las preocupaciones fundamentales para la industria. Según la Agencia Internacional de Energía, en 2018 y a nivel mundial, el número de vehículos eléctricos ascendió a más de 5,1 millones, 2 millones más que el año anterior.
Para determinar un escenario real que muestre la oferta y demanda de cobalto hasta 2030, los investigadores incluyeron diversas variables. Entre ellas, además de las previsiones de aumento de la demanda de vehículos eléctricos, se tuvieron en cuenta las condiciones de la minería del cobalto, la capacidad de refinación y reciclaje, las tendencias de la química de las baterías, las condiciones socioeconómicas y políticas y la factibilidad de sustituir el cobalto por otros materiales. Estas variables podrían verse afectadas por la inestabilidad política en la RDC, las decisiones normativas que favorecen el despliegue de los vehículos eléctricos, las decisiones de la política China (que refina alrededor de la mitad del suministro de cobalto) y las fluctuaciones en los precios del cobre y el níquel.
Evolución de la oferta y la demanda de cobalto hasta 2030. Fuente: MIT.
A partir de todos estos factores, estimaron que la demanda de cobalto en 2030 se moverá en una horquilla de entre 235 a 430 kilotoneladas. Este límite superior de la demanda de cobalto corresponde al 280% de la capacidad mundial de refino de 2016. Además, estimaron que el suministro de la producción programada y no programada, así como la producción secundaria, oscilará entre las 320 y las 460 kilotoneladas. Con estos cálculos, su análisis da lugar a varias conclusiones a corto, medio y largo plazo.
A corto plazo, el precio del cobalto se mantendrá relativamente estable, dado que el rango de la demanda sugiere un excedente en la oferta. A medio plazo, el suministro futuro de cobalto se diversificará geográficamente y se extraerá como subproducto del níquel. Por último, a largo plazo, para satisfacer la demanda futura, se debe prestar atención a las inversiones sostenidas en el suministro refinado de cobalto y en la recuperación secundaria mediante sistemas de reciclaje.
Para el estudio, publicado en la revista ACS Environmental Science & Technology, los investigadores del MIT han contado con la colaboración de la Universidad Alfred, UC Berkeley y del RIT, Rochester Institute of Technology. Sus fondos provienen de la Fundación Nacional de Ciencias y el Programa de Investigación y Desarrollo Dirigido por Laboratorios del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley del Departamento de Energía de los Estados Unidos.