La demanda de litio no dejará de aumentar en los próximos años, conforme los vehículos eléctricos sigan ganando popularidad alrededor de todo el globo y especialmente en Europa, China y Estados Unidos. En ese contexto, una de las preocupaciones de los fabricantes es asegurarse el suministro de suficiente litio para abastecer sus objetivos de producción, aunque no puede dejarse de lado otra cuestión: la sostenibilidad de la cadena de suministro. En ese sentido, tres empresas quieren revolucionar la industria mediante un método de obtención de litio mucho más sostenible a nivel medioambiental.
Actualmente el 70% del litio que se extrae se utiliza en las baterías. A medida que aumenten las ventas de vehículos eléctricos, mayor será la necesidad de este preciado material sin el cual no se pueden fabricar las baterías con la tecnología actual (que, con modificaciones, seguirá utilizándose a medio plazo). Según un análisis de Benchmark Mineral Intelligence, la industria del litio necesita una inversión de 40.000 millones de euros de aquí a 2030 para satisfacer la demanda de esta materia prima para las baterías de los coches eléctricos.
Buscar nuevos yacimientos donde conseguir litio es la búsqueda de petróleo de los nuevos tiempos. A unos 65 kilómetros del norte de la frontera entre California (Estados Unidos) y México se encuentra el lago Salton Sea, que podría convertirse en una de las mayores reservas del mundo. Cada vez más seco, cada vez más pequeño y sin salida al mar, las continuas épocas de sequía y la mala gestión de los recursos hídricos de la zona han hecho que este lago pase de ser un núcleo turístico y con un importante ecosistema a una zona exánime. Aunque eso podría dar un giro de 180 grados.
A medida que los bordes del Salton Sea van retrocediendo, van quedando charcos de salmuera rica en litio en el lecho del lago. Michael McKibben, geoquímico y profesor de investigación de la Universidad de California Riverside, dirige un estudio que está analizando los recursos de litio en la zona. Según McKibben, el lago Salton Sea podría convertirse en uno de los mayores depósitos de salmuera de litio del mundo. Con un enfoque conservador, calculan que puede haber 1 millón de toneladas métricas de litio metálico disuelto en las salmueras; uno más optimista eleva esa cifra hasta las 6 millones de toneladas. Con esos datos, los recursos del lago podrían producir entre 5 y 32 millones de toneladas métricas de carbonato de litio.
La extracción de litio se lleva a cabo normalmente en minas a cielo abierto o en estanques de evaporación. Estos últimos funcionan bombeando a la superficie salmuera que contiene litio y esperando a que el agua se seque, para después conseguir el litio. Ambos métodos ocupan mucho terreno, suelen requerir un gran consumo de agua y generan un gran impacto medioambiental. Pero en el Salton Sea hay tres empresas que están desarrollando un proceso para obtener litio de forma mucho más sostenible, más limpia, aprovechando los recursos geotérmicos del lago.
Cerca del lago hay actualmente 11 centrales geotérmicas en funcionamiento, de las cuales 10 son propiedad de BHE Renewables, la división de energías renovables de Berkshire Hathaway. Según Alicia Knapp, presidenta y directora general de BHE Renewables, actualmente ya están bombeando a la superficie 189.270 litros de salmuera por minuto entre las diez centrales geotérmicas que poseen en la zona. La compañía utiliza el vapor de la salmuera para generar electricidad limpia, sin emisiones de dióxido de carbono.
Las plantas geotérmicas bombean salmuera del subsuelo y utilizan el vapor para generar electricidad. Después reinyectan la salmuera en el suelo. El objetivo ahora es añadir un paso más a ese proceso y extraer el litio de la salmuera antes de volver a reinyectarla en el subsuelo. Otras dos empresas, EnergySource y Controlled Thermal Resources (CTR), también están desarrollando instalaciones de geotermia y litio en el Salton Sea. Quizá los nombres no resulten familiares, pero CTR ha cerrado acuerdos para ser uno de los proveedores de litio de General Motors.
Unos costes de extracción más elevados
CTR es la única de las tres empresas que no tiene una central geotérmica propia en la zona, pero ya está construyendo unas instalaciones de geotermia y recuperación de litio. Actualmente está construyendo una planta de demostración y planea abrir su primera central a gran escala en 2024, lo que le permitirá suministrar 20.000 toneladas de litio a General Motors. La compañía estima que su primera planta costará algo menos de 1.000 millones de dólares, lo que dejaría un coste de 50.000 dólares por tonelada en una primera fase, más elevado que el de otras explotaciones de litio convencionales.
No es el método más rentable de la industria, pero la subida de precio del litio está incentivando proyectos como este, que antes no podían ser rentables en absoluto. «Lo que vemos en términos de costes de producción es que la salmuera geotérmica debería estar en torno al primer cuartil en términos de competitividad en el mercado», según Derek Benson, director general de EnergySource. Las tres empresas esperan que ese precio baje a medida que la tecnología se vaya desarrollando.
A pleno rendimiento, el yacimiento de Salton Sea podría suministrar más de 600.000 toneladas al año, según Rod Colwell, director general de CTR. Actualmente la producción total mundial es de menos de 400.000 toneladas. Por su parte, la Comisión de Energía de California estima que el lago Salton Sea tiene suficiente litio para satisfacer toda la demanda futura prevista de Estados Unidos y el 40% de la demanda mundial. El potencial de este yacimiento es enorme y podría suponer un importante impulso económico para la zona, que tiene actualmente una población empobrecida y atizada por las altas tasas de desempleo. También podrá revitalizar una región que ha experimentado en los últimos años un éxodo de población hacia otros lugares con mejores oportunidades.
Hay, sin embargo, un problema y es que nunca se ha utilizado a gran escala la extracción de litio a partir de salmueras geotérmicas, por lo que es un método del que no hay garantías sobre su viabilidad económica e industrial. Aunque ha habido intentos de utilizar este método en el pasado, nunca se ha desarrollado a una escala industrial suficiente. Si consiguen llevarlo a cabo, podría generar pingües beneficios a las tres empresas en cuestión, además de suponer un salto importante para la industria del automóvil y de las baterías -especialmente la estadounidense- así como para la comunidad local.
Refinar el litio in situ para un mayor control de la cadena de suministro
Hay otro cabo por atar en este asunto: el refinado del litio. Aunque la mayoría de yacimientos de litio se encuentran en Australia, Chile y Argentina, actualmente la mayor parte del litio se envía a China para que se refine. Después el litio ya refinado se envía a otras partes de la propia China, a Japón o a Corea del Sur para su procesado químico y la producción de las celdas. Las baterías se pueden ensamblar en Asia o se pueden enviar a Estados Unidos o Europa.
Sin embargo, las tres empresas tienen previsto refinar el litio in situ, en los alrededores del propio lago Salton Sea. Esto permite a Estados Unidos controlar una mayor parte de la cadena de suministro, un factor clave a tener en cuenta tanto a nivel económico como geopolítico. Además, al refinar el litio in situ, se reducen las emisiones de carbono asociadas al transporte de dicho litio por medio mundo.
No obstante, las empresas no están preparadas para ocuparse de los siguientes pasos, como el procesado químico del carbonato de litio o la fabricación de celdas, que seguirán teniendo lugar principalmente en Asia. Recordemos que China, Corea del Sur y Japón acaparan más del 90% de la producción mundial de baterías para vehículos eléctricos. El objetivo, según Alicia Knapp, es que la cadena de suministro se desarrolle en Estados Unidos en los próximos años «para que podamos pasar directamente del litio y otros minerales (...) a las baterías que utilizamos».
El proyecto genera ilusión y cautela entre los responsables políticos locales. «Somos cautelosos porque no queremos hacernos ilusiones», dice María Nava-Froelich, alcaldesa de Calipatria (California), la ciudad donde se ubican las centrales geotérmicas. «Lo vemos como un cambio de juego», dice no sin dejar un pequeño hueco para la desconfianza: «Toda esta palabrería, ¿está realmente ocurriendo o sólo están hablando de ello y puede que se retiren y se vayan a otro sitio? Es casi demasiado bueno para ser verdad».