Con la movilidad eléctrica ocurre como con tantas otras cosas en la vida: lo que nos gustaría que pasara y lo que al final acaba pasando no siempre coinciden. Pese a la evidente evolución positiva en ventas de vehículos eléctricos, la situación general de la movilidad en España no es todo lo buena que cabría esperar. Esa es la opinión de diferentes voces en la industria y el último en sumarse ha sido Sebastien Guigues, director general del Grupo Renault Iberia, que ha analizado la situación con optimismo de cara al futuro, pero también con decepción por el presente.
Sebastien Guigues prefiere estar en el grupo de los optimistas. Así se describe cuando se le pregunta sobre la situación del mercado a nivel general, apostando a que este año quedará por encima del millón de unidades, una cifra que no se alcanza desde 2019, el último año pre-pandemia. "Los menos optimistas te dirán que el mercado total este año se va a quedar por debajo del millón y los más optimistas te vamos a decir que por encima. Quizás la conclusión es que, sea cual sea la versión, la de los optimistas o la de los pesimistas, sigue siendo un mercado muy discreto para lo que es España", explica el directivo francés.
Al mercado y al tejido de la industria automovilística española le queda mucho margen de mejora hasta volver a volúmenes normales, según Guigues, quien asegura que "la potencia de fuego que puede tener este mercado, sus clientes, sus concesionarios, sus fábricas… está lejos del millón y medio o millón trescientos, pero los optimistas sí que decimos que es una confirmación de que el mercado ya gira y este año está mejor".
El optimismo se torna en decepción y frustación al hablar de la situación del coche eléctrico en nuestro país. Según Guigues, "los eléctricos no están progresando en España al nivel que esperábamos". Y eso que siempre han sido relativamente cautos con las previsiones, a pesar de que en Renault les gustaría tener mayor cuota de eléctricos.
El directivo francés (que por su acento y pronunciación parece nacido en España) alega varios motivos por los cuales el coche eléctrico no está avanzando al ritmo deseado. El primero es que "ahora que todos los fabricantes tenemos coches eléctricos y que todos los españoles saben lo que es un coche eléctrico y cómo funciona, nos damos cuenta de que los postes de recarga son escasos". Lejos de ser una mera opinión, lo cierto es que España está objetivamente a la cola de la Unión Europea en infraestructura de recarga para vehículos eléctricos, solo por delante de Hungría.
La segunda razón que esgrime Guigues tiene que ver con el planteamiento de las ayudas y los tiempos de espera para recibirlas: "7.000 euros es una gran ayuda, pero es muy complicada de cobrar". Se refiere, lógicamente, a las ayudas del Plan Moves III para la compra de un coche eléctrico. Ascienden a 4.500 o 7.000 euros, dependiendo de si se entrega un coche antiguo para achatarrar, pero el importe se recibe después de comprar el vehículo, no antes, y suele tardar un año en recibirse, a veces incluso más.
"Si yo me compro un Megane eléctrico (...) y todo va genial, cobraré esos 7.000 euros (si tengo derecho a ello) un año después. Es decir, que, pase lo que pase, para comprarme un Megane eléctrico necesito tener la tesorería o un banco que me preste el importe íntegro del coche", explica Guigues. El hecho de tener que adelantar todo el dinero en el momento de la compra, algo que marcas como Hyundai o MG intentan solucionar adelantando ellos el dinero, puede suponer la diferencia entre comprarse o no un vehículo nuevo.
¿Cuál es la solución entonces? Guigues apela al "sentido común" y apuesta por los coches híbridos como "un peldaño necesario en esa escalera hacia la descarbonización" y la renovación del parque automovilístico. "Estamos planteando como única solución la avalada por los gobiernos y los políticos para renovar coches viejos. Estamos obligando a alguien que tiene un coche de 14, 15, 16 o 20 años a vender su coche por cero euros para que compre uno nuevo eléctrico que es buenísimo y que vale 45.000, 50.000 o 55.000 euros. Se me antoja que la persona que tiene un coche de veinte años, al margen de los coleccionistas, es porque no puede tener uno nuevo. Y, si además de nuevo se lo tiene que comprar eléctrico (...), pues se le hace muy cuesta arriba".
Según Guigues, hay que aplicar sentido común "porque lo que hemos hecho hasta ahora, seguramente con muy buena voluntad por parte de todos, no está funcionando. Llevamos cuatro años y el parque automovilístico en España envejece, cuando el primer objetivo es renovarlo". En este sentido, propone modificar la fiscalidad para favorecer a los vehículos menos contaminantes poniendo de ejemplo a Portugal, "un mercado más similar al nuestro". En el país vecino, el comprador de un vehículo eléctrico se puede deducir el ímporte íntegro del IVA (es decir, en la práctica no se paga IVA). El resultado: en Portugal los coches eléctricos tienen una cuota de mercado unas tres veces superior que en España, a pesar de que tiene una renta per cápita inferior.
Pese a todo, Guigues cree que cuando el consumidor español lo tenga claro, el coche eléctrico va a subir mucho más rápido que en otros sitios. "Otros países son mucho más racionales, mucho más germánicos, lo argumentan más, se va construyendo y las ventas suben casi linealmente. En España somos mucho más de curvas exponenciales: no lo veo, no me lo creo, no me lo puedo pagar y, de repente, un día sí. Y, si te fijas, pasa esto con muchas cosas en España. Por eso me parece un país apasionante, por cierto".