Tras el anuncio por parte de la Unión Europea del aumento de los aranceles para los coches eléctricos fabricados en China, la cascada de noticias y reacciones se ha multiplicado por ambas partes. En última instancia, el gobierno de Xi Jinping ha pedido reiteradamente a Bruselas que cancele estos aranceles expresando su disposición a negociar para evitar un nuevo conflicto comercial.
En última instancia, China ha solicitado reunirse con la Unión Europea para que no implemente los aranceles sobre la importación de vehículos eléctricos fabricados en el país antes de su entrada en vigor el 4 de julio. Las normas comunitarias sobre subsidios extranjeros requieren comunicar previamente a las partes afectadas el alcance de las medidas que Bruselas considera necesarias antes de su aplicación formal.
Una leve rebaja de los aranceles
Las compañías afectadas por los aranceles provisionales que la Comisión Europea quiere imponer a los automóviles eléctricos provenientes de China, debido a competencia desleal, han conseguido una leve reducción en las tasas que Bruselas planea aplicar.
"Esta decisión es consecuencia del análisis de las observaciones formuladas por las empresas sobre los aranceles provisionales divulgados previamente, que han dado lugar a pequeños reajustes de los niveles de derechos recomendados", explicó Olof Gill, portavoz de Comercio del Ejecutivo comunitario, a Europa Press.
Inicialmente, la Comisión planeaba imponer aranceles del 17,4% a BYD, del 20% a Geely y del 38,1% a SAIC. Sin embargo, estas cifras se han reducido levemente tras la revisión: Geely verá un arancel del 19,9% y SAIC del 37,6%.
También se ajustaron los aranceles para los fabricantes que cooperaron con los servicios comunitarios durante la investigación, reduciéndose del 21% al 20,8%. Aquellos que no colaboraron enfrentarán el porcentaje más alto, que ha bajado ligeramente del 38,1% al 37,6%.
"Estos pequeños ajustes se refieren a errores administrativos menores detectados en consulta con las empresas afectadas", añadió el portavoz de la Comisión, refiriéndose a esta medida adoptada tras concluir que los fabricantes chinos se benefician de subsidios "desleales" otorgados por Pekín.
El origen de todo y las dudas sobre esta medida
Los servicios comunitarios activaron la vigilancia de las importaciones para estudiar medidas tras detectar entradas "masivas" de casi 200.000 vehículos entre octubre de 2023 y enero de 2024, lo que representa un incremento del 11% en comparación con el mismo periodo del año anterior en términos de media mensual y un 14% en comparación con el período equivalente entre octubre de 2022 y enero de 2023.
La respuesta comunitaria genera dudas en algunos países de la UE, como Alemania y Suecia, que temen las consecuencias de una guerra comercial con China. Sin embargo, otros países como España y Francia la ven con buenos ojos.
También ha expresado reparos la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, quien advirtió a la Comisión del peligro de anteponer las disputas comerciales a la transición verde, señalando que las decisiones sobre comercio "no pueden desligarse del poco tiempo que existe para reducir las emisiones".