Fue uno de los grandes acuerdos del último mandato de la Unión Europea. En junio de 2022 el Parlamento aprobó el fin de la era de los coches de combustión. Un año después, en febrero de 2023, la medida fue finalmente ratificada. Salvo contadas excepciones, ningún fabricante podrá vender un coche de combustión en Europa a partir del 1 de enero de 2035. Desde que la ley fue aprobada hemos vivido muchos cambios, desde una mayor oferta eléctrica hasta un estancamiento en el volumen de ventas. La situación y las previsiones no son las mismas y ante esta nueva etapa, Europa se replantea la medida y estudia introducir alternativas al uso de combustibles.
La gran pregunta a la que se enfrentan hoy en día cientos de miles de conductores en toda Europa es, ¿qué coche me compro? Ante nosotros se abre un extenso abanico de soluciones mecánicas, desde los combustibles tradicionales a sistemas eléctricos de diferente complejidad, desde microhíbridos a eléctricos. Si echamos un vistazo a las ventas mensuales descubrimos que las soluciones eléctricas intermedias ocupan, hoy por hoy, la mayor parte de la actividad comercial. Los híbridos ya han superado a los diésel y los híbridos enchufables vuelven a ganar protagonismo.
Los combustibles sintéticos pueden ser una alternativa real
Tal y como informa Reuters, el Partido Popular Europeo podría debilitar la medida estrella del anterior ciclo europeo con enmiendas que incluyan otro tipo de soluciones de movilidad. Cabe recordar que el pasado 9 de junio todos los europeos estábamos citados ante las urnas. El Partido Popular fue la fuerza más votada, ocupando 188 de los 720 escaños del Parlamento Europeo. Hace apenas unos días la cámara quedó finalmente constituida y ya han empezado las negociaciones para estudiar un posible cambio en la normativa de 2035. El cambio no corre prisa, pero tampoco puede dilatarse mucho en el tiempo.
El Partido Popular Europeo tiene ante sí cinco años de mandato hasta las próximas elecciones, pero en un lustro muchas cosas pueden cambiar. El Viejo Continente se enfrenta ahora al empuje de China. Oriente quiere desbancar a Europa con el coche eléctrico como caballo de Troya. La aplicación de nuevos aranceles promete mitigar el problema o incentivarlo, según se mire. El Parlamento quiere proteger, puede que demasiado tarde, a una de las industrias más importantes del continente, responsable de miles de millones en ingresos y de varios millones de puestos de trabajo.
El objetivo del PPE no es eliminar la normativa de 2035, sino relajar las estrictas medidas que en ella se contempla. Un borrador recoge el uso de combustibles alternativos de cero emisiones más allá de 2035, propuesta que Alemania ya había presentado meses atrás. Las cámaras de control europeas crearán una ruta legal para que los coches nuevos vendidos a partir de 2025 permitan el uso exclusivo de los denominados combustibles sintéticos. Esta medida podría permitir a los fabricantes mantener con vida sus actuales propulsores térmicos con pequeñas modificaciones para ser capaces de funcionar sin combustibles fósiles.
Todavía no se conocen los planes de actuación de esta posible alternativa a la norma. El PPE necesita apoyos dentro del Parlamento y de la Comisión para sacar adelante la enmienda. Muchos fabricantes podrían apoyar esta medida. Conglomerados como Volkswagen o Stellantis han invertido grandes cantidades de dinero en el desarrollo de combustibles sintéticos de cero emisiones. La UE ya ha establecido reglas muy estrictas para que dichos compuestos sean considerados ecológicos. Stellantis ya ha demostrado que no será necesario cambiar muchos elementos de los motores actuales para que puedan funcionar con sistemas alternativos. De hecho, 28 millones de coches del grupo ya pueden operar con e-fuels sin recibir modificaciones.