El sector de la automoción arrastra ya dos años de dificultades. El mercado internacional ha alterado su estado normal por culpa de los múltiples sucesos que han acaecido. Primero, la pandemia de la COVID-19 y, más recientemente, los problemas de suministros y el auge en el precio de las materias primas. Ante esta delicada situación, los fabricantes luchan por mantenerse en positivo. Volkswagen, uno de los mayores fabricantes de todo el mundo, cerró el 2022 con un sabor de boca tan amargo como positivo. Las ventas cayeron a nivel global, pero su gama eléctrica creció notablemente en los últimos 12 meses.
Los alemanes tienen ante sí numerosos retos. Volkswagen quiere cambiar su modelo de negocio, pasando del mercado ICE a los coches eléctricos. En Europa aspiran a hacer la transformación completa en el 2033, dos años antes de lo que estipula la Unión Europea, mientras que en el resto del mundo seguirán apostando por una estrategia de ventas mixta. Sin embargo, esa conversión no está exenta de problemas y obstáculos en el camino. Otros fabricantes han sabido lidiar mejor con el cambio y, en parte, se debe a un exceso de confianza de la anterior cúpula directiva.
Tras 4 años en el cargo, Herbert Diess fue reemplazado por Oliver Blume a mediados de año. Un cambio de figuras provocado, en gran medida, por los problemas derivados del desarrollo del software de la nueva generación de vehículos eléctricos. Diess comprometió unos plazos difíciles de alcanzar y eso ha supuesto el retraso de modelos muy importantes como el nuevo Porsche Macan. Blume, también máximo responsable de Porsche, confía en la electrificación de la flota, aunque no pone tanto énfasis como su predecesor. Con apenas unos meses en el despacho general del Grupo Volkswagen, Blume ya ha recortado proyectos o retrasado lanzamientos.
Dentro de esta atmósfera convulsa y de rápidos cambios, la marca Volkswagen cerró el 2022 con unas ventas globales de 4,56 millones de unidades, lo que representa una caída del 6,8% con respecto al curso anterior. El principal motivo ha sido la falta de componentes en las cadenas de montaje, aunque también hay que comprender la constricción del mercado mundial ante el encarecimiento del precio de los coches.
Dentro del mal resultado general, los alemanes sacan pecho por la buena acogida de su familia eléctrica ID. Con cinco modelos en la cartera actual, los próximos años la gama EV sumará protagonismo.
Dentro de las 4,56 millones de unidades vendidas en todo el mundo, 330.000 unidades fueron eléctricas, lo que representa un aumento del 23,6% con respecto a los 12 meses del 2021. Más de la mitad de las ventas fueron del Volkswagen ID.4, que ha acabado el año como el mejor coche eléctrico de todo el Grupo Volkswagen a escala global. China se ha posicionado como el mercado más importante de la familia ID, acumulando 143.000 unidades matriculadas de los Volkswagen ID.3, ID.4 e ID.6 (exclusivo para China), un 109% más que en 2021.
Mirando con perspectiva, a pesar del excelente año de los eléctricos de Volkswagen, los alemanes se han quedado muy lejos de su mayor rival, Tesla. Los americanos han firmado un 2022 de récord con más de 1.3 millones de vehículos matriculados. Los de Wolfsburgo se muestran más modestos en cuanto a sus cifras, pero aún así destacan en positivo haber fabricado más de 580.000 vehículos con la plataforma MEB desde que se entregase el primer ID.3 en septiembre de 2020. La progresión es buena y pronto se acelerará con la llegada al mercado del Volkswagen ID.7 que ha sido desvelado por primera vez en el CES de Las Vegas.
