Ya hemos perdido la cuenta de las veces que Tesla no cumple con lo que promete. La compañía americana siempre ha jugado con las expectativas de la gente, pero es muy habitual que sus palabras no acaben haciéndose realidad o no al menos de la forma en la que en un principio se habían dicho. La última versión de su programa de conducción autónoma, el esperadísimo paquete FSD v12, no llegará en las fechas inicialmente previstas, una vez más. El equipo al cargo del desarrollo reconoce que necesita seguir haciendo más pruebas.
Ya es una especie de tradición que a principios de año Elon Musk anuncie a bombo y platillo que su compañía logrará la ansiada conducción autónoma al finalizar dicho curso. Lo predijo en 2022 y no fue así; lo anunció en 2023 y hace unos meses él mismo reconoció lo evidente. La conducción autónoma se ha convertido en una quimera, un sueño de la industria por el que todas las compañías pelean. Llegar el primero supondrá dar un fuerte golpe sobre la mesa, pero la realidad es que Tesla está lejos de alcanzar los niveles que se exigen para la conducción sin conductor. Desde finales del año pasado, Tesla tiene activa la versión 11 de su paquete de seguridad y asistencia.
Todavía estamos lejos de la conducción autónoma, por mucho que se empeñe Elon Musk
Sí, sus coches son capaces de acudir a la llamada de su dueño sin que este esté presente, pero eso no es la conducción autónoma. Tampoco lo es el hecho de poder circular con la ayuda de un complejo y eficiente asistente a la conducción. Aunque muchos conductores no lo sepan, los paquetes Autopilot y FSD (Full Self Driving) son asistentes de nivel 2, como les ocurre a prácticamente todos los sistemas de la industria.
Todavía faltan unos cuantos pasos para llegar al nivel 5 y no sólo para Tesla. Actualmente, la marca más avanzada en este campo es Mercedes. Los alemanes ya ofrecen sistemas de nivel 4 (ausencia total de la intervención del conductor), aunque en entornos muy específicos y bajo circunstancias muy concretas y limitadas. Y también hay que tener en cuenta la legislación, que todavía no cubre estas tecnologías.
El problema en sí no reside en la conducción autónoma. La tecnología ya podría hacer posible alcanzar dicha meta. El problema está en la coexistencia en un mundo real con coches analógicos. La industria ya coquetea con la IA, aunque Elon Musk se ha contradicho a sí mismo alguna que otra vez. Se espera que la actualización del software FSD v12 introduzca lo que el magnate ha estado llamando “redes neuronales de un extremo a otro”. La diferencia principal con las actualizaciones anteriores es que los controles del vehículo ahora serían manejados por redes neuronales en lugar de líneas de código programadas.
Las cámaras recogen la información y la IA se encarga de interpretar y actuar. Tesla ha reconocido que muchos de sus coches ya cuentan con la versión 12 del paquete de conducción. Lo que en realidad quieren decir es que muchos de sus empleados ya lo están probando en sus propias carnes. A pesar de ello, los ingenieros necesitan expandir su área de actividad. Tienen que salir del estado de California y explorar otros territorios para comprobar si el sistema es viable. Esto supondrá más meses de trabajo y un nuevo retraso. Queda poco para que arranque un nuevo año. Veremos si una vez más, como ya es tradición, Musk promete la conducción autónoma.