Bajo el lema "Make America Great Again" la campaña electoral de Donald Trump se ha alzado con la presidencia, una vez más, de Estados Unidos. El empresario y ex presidente americano regresará en cuestión de semanas al despacho oval y con él el temor de muchos de los proyectos de empresas nacionales en el extranjero. Al igual que en su primer mandato, Trump defiende la producción nacional y el regreso de los grandes proyectos americanos, lo que se enfrenta directamente con la construcción de la Gigafactoría de Tesla en México. Muchos temen que la obra no se lleve a cabo.
A principios del año pasado, y tras una larga sucesión de filtraciones y rumores no confirmados, Tesla hizo oficial el proyecto de la Gigafactoría de Nuevo León, en México. Los vecinos del sur iban a tener el privilegio de contar con una de las fábricas más modernas del mundo. Ya los primeros compases de la construcción han estado cargados de inconvenientes y problemas. La remota localización de la planta ha supuesto un quebradero de cabeza para los ingenieros y para las infraestructuras. Una fábrica como la que Tesla tenía planeada consume muchos recursos en agua y electricidad.
Todo el mundo da por hecho que México no tendrá su propia Gigafactoría
Sin embargo, los problemas de ingeniería no son nada comparados con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. El candidato republicano ha criticado hasta la saciedad la deslocalización de la industria americana. No quiere que las empresas fabriquen en el extranjero atraídas por subsidios y descuentos fiscales. Entre sus muchas propuestas está la aplicación de aranceles especiales a todas aquellas empresas que se aprovechen de la mano de obra extranjera, particularmente de la mexicana. En México ya dan por hecho que la fábrica de Tesla nunca llegará a levantarse.
Elon Musk, el más firme defensor de Trump, tiene grandes proyectos para Tesla y sus otras empresas. Posiblemente sea el empresario que más ventaja saque con la llegada de un nuevo presidente, a pesar de que este siempre se ha mostrado contrario a la imposición del coche eléctrico. A pesar de su firme postura, Musk espera que el nuevo ejecutivo apruebe y aplique medidas que beneficien a sus empresas, incluyendo la redacción de una nueva normativa para vehículos autónomos. Tesla quiere convertirse en una empresa tecnológica de primer orden y necesita que las leyes le sean más propicias.
La fábrica de Nuevo León iba a ser la joya de la corona de Tesla. Una fábrica diseñada para ensamblar "una nueva generación de vehículos". Todo el mundo daba por hecho que sería el lugar de nacimiento del Tesla Model 2, pero como ahora todo el mundo sabe ese coche nunca llegará a producirse. El propio Musk ha confirmado que habrá un Tesla de 25.000 dólares, pero no lo podrás conducir. Será autónomo. El ministro de Economía de México, Ebrard, quiere saber cuál es el estado de la cuestión tras la victoria de Trump. Llamará a filas a Musk y le preguntará directamente "que está pensando y ver qué podemos hacer para que este proyecto avance”.