Tras una reunión urgente celebrada en pasado lunes en la sede del Grupo Volkswagen en Wolfsburg, Herbert Diess y el comité de empresa han llegado a un acuerdo que, al parecer, no deja satisfechas a ninguna de las partes. Mientras que los puntos principales del plan de reestructuración de Diess han sido aceptados, este ha tenido que renunciar a prorrogar su contrato hasta 2025. Según el periódico alemán Handelsblatt, el dirigente austriaco ha sido el que más ha cedido en las negociaciones.
Herbert Diess aterrizó en la dirección del Grupo Volkswagen en abril de 2018 con el objetivo de reformar completamente la compañía transformándola de arriba a abajo en una empresa de servicios de movilidad basada en la electrificación y las nuevas tecnologías de la información. Su plan estratégico exige unas reformas que afectan poderosamente al capital humano del grupo, con el que los sindicatos han mostrado un completo desacuerdo. Han comparado su llegada a Volkswagen como la de un "elefante en una cacharrería". Sin embargo, hay pocas dudas sobre que Diess sabe lo que quiere y que su camino sigue la senda marcada por su predecesor Matthias Müller.
Varias de las decisiones tomadas por Diess durante el verano y el otoño han provocado fuertes reacciones en las fuerzas más poderosas de Volkswagen. El punto central es el desacuerdo entre Diess y los representantes de los trabajadores, liderados por el poderoso Bernd Osterloh. La llegada del Volkswagen ID.3 se presentó con una serie de problemas en su software que parecían encaminarlo a un desastre absoluto y que tenía mucho que ver con el desarrollo y puesta en marcha de la nueva plataforma eléctrica MEB del grupo. El traslado de la responsabilidad del desarrollo de este software a Audi este verano ha sido otro motivo de desacuerdos internos.
Sede del Grupo Volkswagen en Wolfsburg.
La semana pasada el dirigente acusó al comité de empresa de bloquear la línea de progreso, particularmente en cuanto a la reestructuración de las plantas de producción con altos costes de producción, que él considera absolutamente necesarios. Ante esta situación, Diess está buscando extender su contrato actual que vence en abril de 2023, hasta 2025, para no debilitar su posición actual, ya que los representantes de los empleados limitan su margen de maniobra cuando se trata de decidir importantes cuestiones de personal, como los nombramientos de directivos que permiten la reestructuración de la empresa.
En los últimos días, las discusiones han alcanzado su punto más álgido, hasta ser interrumpidas la semana pasada sin que se hubiera llegado a un acuerdo. Según informa el diario Handelsblat, citando fuentes internas, tras las intensas conversaciones que deben haberse producido este fin de semana, el lunes por la noche se convocó una reunión urgente del consejo de supervisión de la empresa. La probabilidad de que el comité aceptase la prórroga del contrato de Diess era escasa, ya que tampoco fue respaldada en la reunión anterior.
Finalmente, el Consejo votó una propuesta de compromiso para el futuro que supone una declaración de intenciones y que deja a medio camino la estrategia de Diess, que renuncia finalmente a la prórroga de su contrato hasta 2025, un punto irrenunciable que hasta ahora había considerado fundamental para poner en marcha su estrategia, siendo, por lo tanto, el que más ha cedido en el acuerdo final. A cambio el comité de empresa ha aceptado los puntos principales de su plan de reestructuración, en el que el directivo se juega todo su prestigio.