En Alemania están teniendo muchas dificultades para adentrarse en la era eléctrica. Volkswagen tenía grandes esperanzas con la llegada de los modelos de la gama ID, pero la realidad está siendo bien distinta. Las ventas de vehículos eléctricos crecen, pero todavía están muy lejos de lo esperado. Rivales como BYD o Tesla casi triplican las matriculaciones, mientras que en Wolfsburgo preocupa la rentabilidad. Reducir los costes es esencial y pronto podrán hacerlo de forma significativa. Volkswagen está a punto de culminar unas obras estratégicamente fundamentales, la de su primera fábrica de baterías para coches eléctricos. El próximo año estarán acabadas, coincidiendo con el lanzamiento más importante de los últimos 5 años.
En 2020 Volkswagen inició la era de los ID con la llegada del ID.3. El Golf eléctrico llegaron a llamarlo. Tras él otros lanzamientos importantes como el ID.4, el ID.5 y el ID.7. Por debajo de las estimaciones iniciales, los alemanes no se rinden. Tienen muy claro que el futuro es eléctrico y así lo están ejecutando. Actualmente, todo el Grupo Volkswagen nutre a sus eléctricos de baterías adquiridas a terceros. Empresas como CATL proporcionan las fuentes de alimentación. A pesar de que el precio de las baterías está en mínimos históricos, los alemanes quieren ahorrarse esa partida fabricando sus propias pilas. Están a punto de lograrlo, aunque todavía tardaremos en ver los resultados.
3 millones de baterías para coches eléctricos en 2030
Volkswagen quiere tejer su propia infraestructura de producción de baterías. De las 6 plantas inicialmente propuesta sólo 3 están construyéndose. La ralentización del mercado eléctrico ha puesto en pausa las tres fábricas siguientes. La primera de las unidades está a punto de culminar su construcción. La gigafactoría de Salzgitter se inaugurará en 2025 como estaba previsto. Posteriormente iniciarán la actividad las plantas de Sagunto, en 2026, y la de Canadá, en 2027. La estimación es producir 200 GWh de baterías antes de cerrar la presente década, aunque esa cifra puede variar en función de cómo se comporten los mercados.
Tal y como ha confirmado el CEO del Grupo, Oliver Blume, a un conocido medio alemán, los planes siguen en marcha y en fecha. Si bien la planta de Salzgitter pronto estará operativa, le llevará tiempo alcanzar su máxima producción. Tras los primeros compases, tiene programado fabricar 50 millones de células cada año. Células de una importancia vital dado que Salzgitter tiene la importante misión de alimentar a los modelos más pequeños, baratos y populares, entre ellos el Volkswagen ID.2 de 25.000 euros que tiene agendado su lanzamiento en 2025, poco después de la puesta en marcha de la fábrica. Este paso es esencial para lograr la propuesta económica.
Marcas como CUPRA y Skoda tendrán sus propias réplicas en 2026. Todos ellos serán fabricados en España. El precio es importante, pero más es el hecho de que Volkswagen por fin tenga un circuito cerrado. Un sistema propio y bien comunicado que le permita reducir los consumos y maximizar la eficiencia. A pesar de los planes, los alemanes seguirán comprando baterías a terceros. La red industrial será capaz de producir 200 GWh anuales, suficiente para suministrar energía a 3 millones de coches eléctricos. Aproximadamente la misma cantidad de celdas serán compradas a otros clientes, principalmente asiáticos. En Volkswagen creen que el mercado eléctrico volverá a crecer con el lanzamiento de las nuevas unidades baratas.
Blume ha reconocido que la empresa está “sólidamente posicionada en términos de estrategia” y que puede “reaccionar con flexibilidad a las necesidades”. A pesar de ello, el máximo responsable del conglomerado reconoce que “podemos reducir la velocidad en cualquier momento, pero si queremos seguir acelerando tenemos que encontrar algo”. Considera que los mayores retos a los que se enfrentan las marcas europeas son los altos costes energéticos y la fuerte dependencia de China. “La tarea hercúlea es traer proveedores para la producción de baterías en Europa o América”. Las materias primas son esenciales en esa estrategia y en Volkswagen están haciendo lo imposible por encontrar sus propios proveedores, principalmente de litio y níquel.