La llegada del coche eléctrico ha abierto la veda a la llegada de nuevas empresas. Muchas compañías han visto el atractivo de un nuevo mercado y muchas tratan de ocupar el puesto que todavía no han conseguido ocupar los fabricantes tradicionales. El mejor ejemplo es Tesla. Su surgimiento ha hecho que empresas que no tenían ningún contacto con la industria del motor se hayan visto atraídos por ella. Xiaomi es ahora mismo la viva imagen de ese cambio. La tecnológica china ya despunta entre los fabricantes de automóviles. Ya mete miedo no sólo con sus productos, también con su capacidad de producción.
El Xiaomi SU7 ha sido el primer coche lanzado por la compañía. Una berlina capaz de plantar cara a un Porsche Taycan y a un Tesla Model S por una cuarta parte de lo que estos cuestan. A priori tiene todo lo que se necesita en un coche impulsado por baterías: diseño, tecnología, rendimiento y autonomía. El próximo paso es replicar esas mismas razones en un SUV. El Xiaomi MX11 será el segundo modelo de la empresa. Llegará en unos meses, aunque ya se ha dejado ver en más de una ocasión durante su larga fase de desarrollo. Xiaomi no quiere dejar nada al azar y se está esforzando al máximo.
Ni un sólo minuto de descanso. La fábrica tiene que estar acabada en un año
Hasta ahora, el resto de rivales no tenía miedo de Xiaomi ya que por muy bueno que sea su coche eléctrico, la empresa no cuenta con la capacidad de producción de sus rivales, pero eso está a punto de cambiar. Al más puro estilo chino, Xiaomi está trabajando día y noche en ampliar su fábrica de coches. Jornadas de 24 horas que han permitido iniciar la construcción de la segunda fase. Las operaciones de la primera etapa comenzaron en abril de 2022 y se concluyeron en junio de 2023. Un total de 720.000 metros cuadrados que han permitido a Xiaomi alcanzar y superar los objetivos de producción del SU7 para el primer año de vida.
La segunda fase comienza ahora en zonas adyacentes. Su tamaño será algo menor, 531.000 metros cuadrados con una inversión de 842 millones de yuanes, algo menos de 120 millones de euros. Parte de los cimientos ya están terminados y, tal y como se informa desde China, las obras empezaron el mismo día que se pagaron los terrenos. El ritmo de trabajo es frenético. No se descansa ni los fines de semana. Xiaomi quiere garantizarse que las obras estén completamente finalizadas en un año. Incluyendo un inmenso aparcamiento para 1.000 coches. Hasta el pasado mes de julio, Xiaomi había utilizado una licencia de producción de BAIC, ahora ya dispone de la suya propia, siendo el 17º fabricante chino en lograrlo.
Xiaomi EV Factory leverages high-level automation to ensure premium quality in #XiaomiSU7.
— Xiaomi (@Xiaomi) April 25, 2024
This intelligent approach to manufacturing is shaping the future of the EV industry. pic.twitter.com/tvLiiMaTgj
Ahora mismo la rentabilidad es algo que no preocupa en las oficinas de la empresa. Si bien el SU7 es todo un éxito comercial, Xiaomi pierde mucho dinero por cada unidad que vende. A pesar de ello, la situación no perdurará mucho en el tiempo. Según algunas estimaciones la división automovilística de Xiaomi será rentable en dos años y podría ocupar los primeros puestos de ventas en menos tiempo. La locura es tal que el mercado de segunda mano está viviendo movimientos convulsos con el SU7. Algunas unidades salen a la venta con un precio superior al original. Algunos clientes quieren aprovechar la burbuja y la limitada capacidad momentánea de producción para sacar dinero. Esa situación explotará en unos meses con la ampliación de la fábrica.