Eliminar la huella de carbono que dejan las empresas en sus operaciones se ha vuelto algo vital en algunas partes del mundo, y la última Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático dejó claro que había que poner medidas para frenar el calentamiento global y otras consecuencias asociadas a las emisiones contaminantes.
El objetivo es llegar a las a las 23 gigatoneladas de emisiones de efecto invernadero para el año 2030, una cifra que hasta 2020 era de 41 gigatoneladas, aunque ha ido bajando y ya está en torno a la 35 gigatoneladas. La neutralidad absoluta se pretende alcanzar para 2050.
Los créditos de carbono nacieron como una forma de luchar contra esto, pero se están cometiendo algunas irregularidades y no siempre es posible controlar de forma efectiva que se esté cumpliendo con lo prometido.
Estos créditos son los que hacen posible que algunos fabricantes ya hablen de una neutralidad de carbono en sus operaciones en los próximos años. Pero el asunto hay que entenderlo desde dentro.
Y es que hay un parte de esa sostenibilidad que se aplica mediante la utilización de fuentes de energía sostenibles. Es decir, la empresa deja de emitir o producir emisiones gracias a proyectos ecológicos en sus instalaciones.
Pero, por el otro lado, nos encontramos con lo que se llama 'compensación de créditos'. Aquí lo que hacen las compañías es invertir en proyectos que permitan capturar el carbono, es decir, eliminarlo de la atmósfera.
Esto le viene bien tanto al planeta, como a los fabricantes en cuestión. Porque si hacen inversiones en reforestaciones de bosques o en sistema de captura de carbono del aire, entonces pueden acabar compensando las emisiones que producen durante algunos de sus procesos, parte de ellas o en su totalidad todavía difíciles de mitigar, bien porque no existen técnicas alternativas lo suficientemente óptimas o porque es económicamente inviable. Pensemos, por ejemplo, en una aerolínea.
Por tanto, una fábrica que emite 'X' dióxido de carbono a la atmósfera, se convertirá automáticamente en neutra en carbono si compra estos créditos por valor de lo que suponga eliminar esa misma contaminación. Y puede ser en cualquier punto del mundo.
Un grupo de 34 científicos ha pedido mediante un escrito oficial a la autoridad pertinente que vigile lo que está sucediendo, porque especialmente en las compensaciones de créditos voluntarios se están produciendo irregularidades. Y eso hace que no tengan el efecto esperado en la neutralización de las emisiones generadas.
Además, algunos ven esta modalidad como una forma de pagar para dejar de lado el problema de las emisiones y seguir emitiendo como lo estaban haciendo hasta ahora. Tengamos en cuenta que las grandes empresas, más de 2.000, responsables del 90% de la economía mundial, están interesadas en hacerse 'verdes', tanto por las obligaciones gubernamentales como por tener una imagen más sostenible.
Estos científicos cuentan con distintos informes que respaldan lo que argumentan, que no es otra cosa que una serie de problemas en los programas y protocolos de créditos. Es decir, que las empresas compran créditos de reforestación, por ejemplo en Brasil u otras partes de Sudamérica (principalmente en países en vías de desarrollo), que luego han resultado tener una ineficacia ambiental u otros problemas asociados a la corrupción o de violación de los derechos humanos.
Por tanto, comprar créditos es una medida viable para contribuir a mejorar el medio ambiente, pero tienen que ser de calidad y estar controlados, porque de lo contrario se utilizan como forma de burlar las leyes y no con el objetivo que tienen.
Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Rusia o China están entre los países aspirantes a la neutralidad de carbono, siendo los productores de energías fósiles más fuertes del planeta, mientras que hay 49 países en la Unión Europa que se han comprometido también, incluida España, y con el año 2050 como fecha objetivo. Otros como India, aspiran a la neutralidad de carbono para 2070.