La empresa rusa Aviar ha anunciado su intención de lanzar un Ford Mustang eléctrico adelantándose a los planes del fabricante americano, que, en 2020, lanzará una variante híbrida y un modelo completamente eléctrico basado en él. Todavía sobre el papel, este coche eléctrico presenta unas prestaciones sobresalientes, aunque por ahora, tan solo se han mostrado algunas imágenes generadas por ordenador.
El clásico de 1967 de Ford que pretende crear la compañía rusa, será capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 2,2 segundos y alcanzará una velocidad máxima de 250 km/h. La autonomía que ofrecerá es superior a los 500 kilómetros, aunque el fabricante no ha declarado a que ciclo de homologación se refiere. Sus dos motores eléctricos estarán situados en cada uno de los ejes dotándolo de tracción total. Su potencia conjunta será de 626 kW (840 CV) y estarán alimentados por una batería de 100 kWh de capacidad.
Así es el diseño exterior del Mustang eléctrico de Aviar.
El chasis estará fabricado con una combinación de fibra de aluminio y carbono y la carrocería íntegramente en fibra de carbono. A partir de los 120 km/h un alerón trasero se elevará para proporcionar al coche mayor estabilidad, a la que también colabora su sistema de suspensión neumática capaz de variar la altura del vehículo en más de siete centímetros.
Si por fuera el diseño es el de un Mustang, por dentro parece más un Tesla. Una enorme pantalla de 17 pulgadas situada en el centro del salpicadero permitirá controlar muchas de las funciones del coche. Aviar afirma haber introducido tecnologías de seguridad activa como el control de estabilidad, un sistema de prevención de colisiones y el frenado automático de emergencia.
Interior del Ford Mustang eléctrico de Aviar.
Toda una declaración de intenciones que Aviar tiene ahora que materializar en un vehículo real, algo que no es precisamente fácil, más aun para una empresa que no tiene experiencia en la fabricación de automóviles. Por ahora el anuncio de Aviar no es más que un proyecto del que no se conocen ni los plazos de fabricación, ni las unidades que estarán disponibles, ya que según la compañía rusa, la producción se realizará bajo pedido. Tampoco se ha desvelado el precio de cada unidad que, como es de suponer, no será precisamente asequible para todos los bolsillos. Solo falta comprobar si finalmente se convertirá en un coche eléctrico real.
El clásico de los sesenta de Ford es uno de los coches que más proyectos de electrificación ha generado. La compañía británica Charge Automotive también está preparando una versión eléctrica, del que fabricará 399 unidades, cuyas entregas comenzará en septiembre de 2019. Sus prestaciones, sin ser escasas, son más modestas que las anunciadas por la empresa rusa, incluida la autonomía que se queda en 200 kilómetros, penalizada por la escasa aerodinámica de este modelo.