Las motos eléctricas están ganando terreno en el mercado, especialmente cuando hablamos de movilidad en entornos urbanos, en los que un scooter cero emisiones puede ser el mejor aliado. La cosa cambia en otros segmentos más específicos, en los que las opciones son más bien escasas, pero no inexistentes.
A la hora de hablar de monturas para practicar cross, enduro o incluso trail, apenas hay oferta en el mercado de la moto, pero hay algunas propuestas para aquellos que buscan una experiencia off-road 100% eléctrica.
Si bien la referencia puede ser la KTM Freeride E-XC, la Cake Bukk se presenta como una alternativa ligera, a similitud de potencia y prestaciones, así como con componentes de calidad para aquellos que quieran una moto más o menos enfocada al campo.
En la Bukk puedes optar por una montura con lo justo para correr en un circuito de motocross o comprarla con todo lo necesario para rodar por la vía pública en busca de experiencias endureras. Por ejemplo, el sistema de iluminación y el portamatrículas.
El motor rinde 8,8 kW/12 CV de potencia nominal, con picos de hasta 15,7 kW/21,4 CV, una cifra que resulta explosiva en una moto de estas característica, que en el mejor de los casos pesa 85 kilos. Anuncia una aceleración de 0 a 45 km/hora en 2,15 segundos y su velocidad máxima se queda en 100 kilómetros/hora. Requiere el carnet A2 para conducirla.
La autonomía de la Cake Bukk se estima en unas tres horas de conducción, aunque todo dependerá del uso que se haga. Su batería de 2,9 kWh alimenta a la mecánica y cuenta con la particularidad de ser de tipo extraíble. Marca 20 kilos en la báscula y, los que quieran hacer un uso sin descanso en circuito, deberían contar con un par de ellas. La carga de este componente necesita poco más de una hora y media para rellenarse al 80% de su capacidad.
Como decíamos, vaciar la batería dependerá de un pilotaje más o menos agresivo, para lo que cuenta con tres modos de conducción, así como con otros tres modos de frenada regenerativa. Esa será la clave para alargar el tiempo de uso por cada carga completa de la batería de la Bukk de Cake.
Además de la personalización para adaptarla a un uso en la vía pública, como alternativa a la carrocería cross desnuda, también es posible montar componentes como la suspensión delantera WP XACT Pro kit, para aquellos que quieran una experiencia más profesional. De serie, ya lleva una suspensión tipo trail firmada por WP y de 43 mm de diámetro, además de un monoamortiguador Öhlins, que ya los querrían muchos modelos de enduro y trail del mercado.
El precio es lo menos atractivo de la Bukk (dentro de que la KTM cuesta 12.899 euros), pues Cake ha empezado a entregar una edición limitada a 50 unidades, agotadas, a razón de más de 14.000 euros cada una. La tirada normal arranca esta primavera de 2024, con un precio de partida de 11.070 euros para la variante cross, a lo que hay que añadir 700 euros más por los componentes para hacerla legal en la vía pública.
Y sí, te llega parcialmente desmontada a casa y con las instrucciones para montarla tú mismo.