Corren malos tiempos para esta empresa puntera y tan rompedora desde sus inicios en el sector de las motos eléctricas. Sus diseños minimalistas cuajaron en mercados de todo el mundo, pero, tras ocho años levantando el vuelo, podrían haber tocado fondo.
Así lo confirman distintos medios suecos e internacionales, que hablan del final de Cake tras el inicio de los trámites para declararse en bancarrota. Cierto es que no hay confirmación oficial y que la decisión podría derivar hacia otras soluciones legales, pero el fundador y CEO de la marca, Stefan Ytterborn, ha reconocido que la situación es de "recesión", dejando poco a la imaginación.
El motivo principal se debería a que uno de los pocos inversores que tiene habría retirado su apoyo, dañando gravemente la solvencia de la empresa hasta el punto de no poder hacer frente al pago de los salarios de sus 139 empleados, como se publicó en distintos medios hace apenas unos días.
Sin que haya información que respalde qué empresa es la que ha abandonado a Cake, lo que sí podemos afirmar es que sus inversores más fuertes eran hasta el momento AMF (11,3%), el propio Stefan Ytterborn (10,4%), Creandum (10,4%), Back In Black Capital (9,3%), Headline (9,2%) y Rutger Arnhult (6,4%). Entre estos seguramente esté el responsable de la decisión de la empresa de motos eléctricas.
Desde su nacimiento en 2016, la start-up sueca consiguió un importante avance en 2019 con una primera ronda de inversión en la que recaudaron 14 millones de euros. Su expansión hacia otros países estaba asegurada, también gracias a los 60 millones de euros de la segunda ronda que celebraron en 2021.
Tras esto, empezaron a llegar los problemas, entre ellos, los relacionados con la retirada de algunos vehículos por defectos de fabricación, como el que afectaba a la columna de dirección de aluminio de ciertos modelos, que hacía que se acabara partiendo.
Ya para 2022 acumulaban bastantes incidencias en este sentido, pero sus intenciones seguían siendo fabricar en Europa, Norteamérica y Asia, como estrategia para crecer a nivel mundial.
Peor parada quedó la empresa con la reciente llamada a revisión a la que obligó la NHTSA en Estados Unidos por fallos en la seguridad del paquete de baterías de su modelo Cake Kalk, que en algunas ocasiones ardía a causa de una error de construcción. La empresa aseguró que las reemplazaría a lo largo de este año.
Además, hace poco anunciaron la llegada de su último modelo, la Cake Bukk, con aspiraciones a ser la moto 100% eléctrica de corte endurero que marcara tendencia entre los amantes del off-road.
No ha sido suficiente para mantener a flote a la empresa que, como hemos dicho, parece que no ha sido capaz de encontrar más inversores que apuesten por la tercera ronda, que tenía como objetivo la fabricación en volúmenes mayores para ampliar la rentabilidad obtenida con sus originales motos cero emisiones.
De lo que se habla en el entorno de Cake es de una solicitud de quiebra, que habría confirmado el CEO y fundador y que tuvo lugar el pasado 1 de febrero. Los problemas a nivel interno y la situación financiera global serían, según Stefan Ytterborn, los principales responsables de esta decisión. Es cuestión de tiempo que se anuncie la más que posible entrada en concurso de acreedores de Cake.
No es la única empresa que se enfrenta a situaciones de este tipo, pues el sector de las dos ruedas no está en su mejor momento.