Actualmente, los patinetes eléctricos tienden a ofrecer un diseño bastante convencional. Habitualmente está formado por una plataforma sobre la que se colocan los pies, que también soporta la batería, que se apoya sobre dos ruedas de pequeño tamaño y poco separadas. En la parte frontal se sitúa un vástago que se eleva hasta un manillar sobre el que se sitúan las manos y se montan los sistemas de control. Pero que esta sea la arquitectura habitual no quiere decir que sea la ideal, la más segura, la más cómoda y la mejor aprovechada para el uso habitual que se les da a estos vehículos. Un patinete eléctrico con asiento, ruedas más grandes y soluciones para el transporte integradas parece la evolución natural del diseño actual.
Al menos así lo afirma el equipo de la consultora Teague, que asegura que están mal diseñados, y ofrece algunas ideas para modificar la habitual estructura para convertirlos en vehículos realmente útiles y seguros.
Los patinetes eléctricos se han convertido en una alternativa real para el transporte intermodal ya que son capaces de llevar a las personas de una parada a otra. También son muy utilizados para los desplazamientos de última milla, bridando nuevas opciones para viajes de corta y media distancia que no son cubiertos por el autobús, el metro o el tren ligero.
El diseño de los actuales patinetes eléctricos ha planteado preguntas sin respuesta sobre para quién están realmente pensados. Su forma actual se origina en los patinetes de principios del siglo XX que los niños solían construir por sí mismos. Los primeros diseños del inventor suizo Wim Ouboter en la década de 1990, que se comercializaron como juguetes, se popularizaron en el cambio de milenio. Todo esto ha creado la impresión de que este diseño es para niños, no para personas que viajan a diario.
Gancho para la sujeción de una mochila bajo el asiento del patinete de Teague.
La primera medida que se establece en este informe es cambiar el formato del patinete, pasando de un patinete en el que se viaja de pie a otro en el que se viaja sentado. Al estar erguido sobre sus piernas, la capacidad para doblar las rodillas o ensanchar su postura es muy limitada. Cualquier obstáculo que interrumpa el movimiento hacia adelante del patinete, desde una grieta en la acera hasta la necesidad de frenar rápidamente, amenaza con hacerle caer.
El formato con asiento tiene una doble ventaja. Al reducirse la altura del centro de gravedad y situarse más centrada respecto a la longitud del vehículo este se hace mucho más estable. Esto ofrece una segunda utilidad. La línea de visión del conductor desciende a la altura de la de los peatones, lo que ayuda a eliminar un desequilibrio psicológico que también se produce en los conductores de los SUV.
Observar el entorno desde una posición mucho más elevada produce una discrepancia con la visión del resto de los usuarios de la vía, creando una jerarquía antinatural. Una circunstancia que se ve agravada por los patinetes eléctricos más grandes que aumentan la distancia al suelo de la plataforma. Un scooter eléctrico con asiento sitúa a todos en un campo de visión nivelado. Su conductor, en esa posición, mantiene mucho mejor el equilibrio, lo que aumenta su capacidad de respuesta y su predisposición a responder ante una circunstancia inesperada.
La escasa distancia entre ejes de los patinetes de pie aumenta la sensación de "emoción' a la hora de conducirlos, pero por esa misma razón son en muchas ocasiones impredecibles. Mucho usuarios rehúyen de ellos precisamente por esta característica, pero estarían dispuestos a montarse, sin ninguna duda, sobre un patinete con asiento.
El tamaño de las ruedas se incrementa considerablemente. La mayoría de los patinetes eléctricos actuales cuentan con unas ruedas muy pequeñas, que se sitúan en el rango de las 7 y los 8,5 pulgadas de diámetro. Una rueda de mayor diámetro es bastante rara, aunque es posible verla en alguno de los modelos actuales que se comercializan. Este incremento en el diámetro y el ancho de la rueda ayuda a mejorar la seguridad y aumenta el confort de la marcha, ya que permite superar obstáculos de mayor altura con mucha más facilidad.
Además, con el objetivo de elevar la seguridad del vehículo, Teague propone algunos accesorios que no deberían faltar en este patinete eléctrico ideal. Los modelos actuales de patinetes eléctricos de pie carecen por completo de opciones de almacenamiento que obligan a los conductores a usar mochilas, carteras u otras bolsas, que pueden comprometer el equilibrio.
Portaequipajes trasero tras el asiento del patinete eléctrico propuesto por Teague.
Bajo el asiento, se sitúa un gancho que sujeta una bolsa, lo que ayuda aprovechar el espacio negativo generado por el marco. La posibilidad de situar ahí una mochila, elimina que esta deba viajar sobre los hombros del conductor, lo que aumenta la estabilidad del conjunto, ya que el peso se desplaza mucho más abajo y contribuye a reducir la altura del centro de gravedad. En un patinete convencional, el conductor puede llegar a desequilibrarse ante una circunstancia del tráfico inesperada, saliendo despedido del vehículo y provocando una situación muy peligrosa.
Incluso sin un conductor, los patinetes eléctricos pueden obstruir las aceras, lo que crea peligros para las personas con discapacidad. Por eso, el gancho que sujeta esta bolsa está diseñado para trabarse cuando el patinete se deja de costado en el suelo. Este diseño obliga al conductor a estacionarlo correctamente sobre el pie de apoyo que incluye (la pata de cabra) porque solo así podrá retirar la bolsa. El diseño de este pie es de doble apoyo, de manera que el patinete queda vertical cuando se estaciona, lo que reduce la posibilidad de que se vuelque.
Detrás del asiento se sitúa un portaequipajes que permite transportar objetos de diferentes formas, que es muy necesario para el caso de que el conductor no lleve una mochila que pueda situar debajo del asiento.